Victoria obligada
El Athletic Rompeolas no desaprovecha la ocasión de imponerse, eso sí con apuros, a un Intersport Leciñena de sólo diez efectivos entre los que no estaban sus máximos goleadores Nicolae Ispas ni Constantin Ene
Los jugadores del Rompeolas felicitan a Toño tras lograr el 2-0.
Athletic Rompeolas 3
Adrián; Sierra (Ángel, 41), David González, José Antonio, Joaquín; Juan, José Manuel, Daniel Pablo, Santi Mur, Barranco; Toño.
Intersport Leciñena 1
Andrés Picazo; Catalin Olic, Alberto Bolea, Tomás Montesa, ¿?, Jorge Gomollón, Constantin Udeanu, Ricardo Jiménez, Marius Gugiu, Adrián Meres.
Goles: 1-0, min. 20: José Manuel, de cabeza. 2-0, min. 28: Toño. 2-1, min. 53: Ricardo Jiménez. 3-1, min. 80: Barranco.
Árbitro: Héctor Calahorra Blasco. No mostró ninguna cartulina.
Incidencias: Primer partido del 2020 correspondiente a la última jornada de la primera vuelta. El frío de la pasada noche hizo que el campo amaneciera cubierto de un manto blanco de rosada. De la a priori nutrida convocatoria del Rompeolas se cayeron a última hora de forma justificada Jordi, Mario y Dioni y no aparecieron ni dieron señales de vida Posadas y Rober, con lo que la citación se redujo a catorce efectivos. Jesús actuó como delegado de campo. Por su parte, el Intersport Leciñena contó únicamente con diez jugadores. Lució su uniforme negro, lo que obligó al portero local Adrián a enfundarse una camiseta blanca correspondiente al uniforme de respeto del Rompeolas. Además, al comienzo del segundo tiempo, se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del tesorero de la Asociación de Deporte Laboral Ignacio Moreno Gallardo. Por último, el jugador del Rompeolas José Sierra tuvo que ser sustituido justo después de la reanudación por un problema muscular.
El acta firmada por Calahorra Blasco recoge una alineación del Intersport Leciñena que no corresponde a lo que se vio sobre el terreno de juego porque el partido lo disputó un jugador con el dorsal 7 y en el acta no hay rastro de él. Sí aparece consignado, en cambio, el futbolista Carlos Murillo con el dorsal 13.
GINER. El Athletic Rompeolas sacó tajada de las penurias del hasta ayer invicto Intersport Leciñena y sumó, no sin dificultades, su sexto triunfo de la temporada con goles de José Manuel, Toño y Barranco.
Hay ocasiones que no se pueden dejar escapar y la visita en cuadro de uno de los mejores conjuntos de Segunda Preferente es una de ellas. En el torneo de la regularidad hay que tratar de mantener un cierto equilibrio en todas las jornadas. Saber aprovechar cualquier flaqueza de tu rival y salvar la papeleta aquellos días en los que tu convocatoria es para echarse a temblar. El hasta hace muy poco líder de la categoría dio una lección de pundonor plantando cara con sólo diez jugadores y, hasta el último minuto, tuvo opciones de haberse llevado algo positivo de Torrero.
Salta la liebre
Mientras los avispas se preparaban para un choque de armas tomar y mil peligros a los que hacer frente, en el vestuario del fondo, los monegrinos a duras penas juntaban diez jugadores para defender su privilegiada posición en la tabla.
La primera señal de debilidad de los hombres de negro fue la doble ausencia de Nicolae Ispas y Constantin Ene, dupla de delanteros que en total suman 19 goles, hasta ayer sólo tres menos que todo el Rompeolas. Mientras se resolvía si llegaba aún jugador más con el que completar el once, el Leciñena se pertrechó en su campo esperando alguna buena ocasión para sorprender al contragolpe.
Como para todo lo malo el Rompeolas siempre encuentra un precedente, los más veteranos del lugar recordaron un duelo de años atrás en el que el cuadro monegrino se adelantó en el marcador pese a haber comenzado con un jugador menos. De ahí las precauciones y el llamado general a estar alerta y a no dejarse llevar por la falsa apariencia de dominio.
En cualquier caso, la estrategia marcada previamente por los avispas en el vestuario no varió un ápice porque también se ajustaba a lo que demandaba el partido: José Manuel en la dirección, con mucha más comodidad de la que podía haber esperado; Daniel Pablo y Santi Mur, bien abiertos en las bandas, Barranco en la media punta para moverse entre líneas y Toño como pivote en el que apoyarse camino del área rival.
La superioridad numérica y el repliegue intensivo del rival favoreció que los locales controlasen el juego y disfrutasen de las primera llegadas. Primero mediante un remate de cabeza en carrera de Santi Mur tras centro de Barranco por la parte de derecha y luego una internada del propio atacante jienense por el mismo costado que acabó estrellando su disparo sobre el cuerpo del guardameta Andrés Picazo.
El Intersport Leciñena organizó la resistencia con una línea defensiva de cuatro jugadores con su capitán Alberto Bolea al frente. Por delante, dos medios centros dedicados a achicar los espacios. Y en ataque, el zurdo Marius Guiu descolgado en la parte izquierda, Ricardo Jiménez en una posición flotante y Adrián Meres como jugador más adelantado. Pese a la evidente desventaja posicional y numérica, los tres de arriba se bastaron para crear muchos problemas a la zaga local. Sierra se vio arrastrado por los movimientos hacia el interior de Guiu y la pareja de centrales formada por José Antonio y David González tuvo que emplearse a fondo para frenar los ataques de Meres, quien con 0-0 obligó a lucirse a Adrián para evitar la sorpresa.
El susto espoleó a los locales, que tras varias circulaciones pausadas del balón, inauguraron el marcador a los veinte minutos por medio de José Manuel. Joaquín botó una falta al interior del área. Daniel Pablo tocó de cabeza y el esférico fue a parar al costado derecho, desde donde Toño centró de volea al área pequeña. Allí el 9 del Rompeolas aprovechó el despiste de la zaga visitante para cabecear a la red.
La ventaja no alteró el plan marcado. Concentración defensiva, paciencia para hacer circular la pelota lo más rápidamente posible sin cometer errores de bulto, extremos bien abiertos a las bandas para dar amplitud al campo y Barranco moviéndose entre líneas para desequilibrar por el centro.
Cada vez que el 24 del Rompeolas entra en contacto con la pelota agita el juego de su equipo y siembra la duda en el adversario. Un recorte hacia afuera, otro hacia dentro, un balón en largo, un autopase… su capacidad de desborde es inagotable. Los centrales del Leciñena optaron por guardar la línea y no saltaron a por él y eso le concedió margen en muchas ocasiones para controlar el esférico y distribuir el juego o darse la vuelta y encarar.
Andrés Picazo repele el lanzamiento de Barranco.
En otra de sus intervenciones, Barranco caracoleó por la parte izquierda y puso un balón dentro del área que José Manuel recogió y, tras hacerse sitio, buscó la portería con su zurda. El chut llegó hasta la línea y, allí entre el portero y dos defensores del Leciñena, Toño metió el cuerpo para terminar de empujar esférico a la red, 2-0.
Con dos tantos en contra, el capitán de los visitantes Alberto Bolea soltó amarras y se sumó al centro del campo. El movimiento, que no pasó desapercibido en el banquillo local, equilibró la balanza y le brindó a su equipo una fase de control en el que acumuló varios acercamientos al área de Adrián.
Barranco sale al contragolpe perseguido por Constantin Udeanu.
En el descanso, el vestuario del Rompeolas se conjuró para no volver a caer en la torpeza de desaprovechar una ventaja de dos goles como ya ocurrió el día del Deportivo Almozara.
Santi, algo apagado en la banda izquierda (luego se supo que había sufrido un ligero vahído) pasó a jugar en punta buscando la velocidad a la espalda de la zaga monegrina mientras que Toño se situó en la banda izquierda. Al minuto de la reanudación, el frío hizo mella en Sierra y el bravo lateral del Rompe sintió un pinchado muscular y tuvo que retirarse inmediatamente del terreno de juego. En el banquillo avispa, al margen de Alberto, en modo multitarea, y Dani Laparra, portero suplente, sólo quedaba apto Ángel.
Las cabezas giraron hacia los asientos en busca de AL7 pero allí no estaba. ¡Ángel! ¡Ángel! ¿Pero dónde está Ángel? El 7 del Rompeolas, genio y figura, estaba en la puerta de los vestuarios fumándose un pitillo para combatir el frío.
El capitán José Antonio puso orden en el desconcierto y se acercó al banquillo para recordar que lo más lógico era retrasar la posición de Daniel Pablo al lateral y derecho y colocar al veterano Ángel por delante.
Pronto se hizo notar el fino estilista de los locales. Un pase suyo en profundidad y el amago de Santi Mur dejaron clavada a la zaga visitante, que observó impotente cómo Barranco corrió al espacio y se marchó en solitario hasta encarar a Picazo, ante el que cruzó el esférico lo justo para que éste se marchase fuera junto al palo izquierdo.
El balón lanzado por Barranco no entra en la portería por centímetros.
El miedo en el cuerpo
Tuvo más intervenciones felices Ángel, siempre centrado en el pase al primer toque, convenga o no convenga. Dio salida a varias jugadas por la parte derecha y hasta ayudó en una presión que acabó cortando el avance de un zaguero del Leciñena.
Al margen de esa gran ocasión de Barranco, el Rompeolas apenas fue capaz de llegar con claridad al área del Intersport Leciñena, que con el paso de los minutos olió el indulto y se acercó más y más al área de Adrián. Un disparo repelido a quemarropa dentro del área, varias faltas colgadas desde los costados, un balón rondando el marco avispa al que un visitante no llegó de milagro… Demasiadas ocasiones para un adversario de tamaña entidad. Al final el gol llegó de la manera más tonta, mediante un centro chut de apariencia inocente que Adrián se comió junto al primer palo. Quién sabe si por recibir el sol de cara, por un despiste o un extraño en la trayectoria del esférico, cuando Adrián quiso darse cuenta, el envío de Ricardo Jiménez ya estaba en la red.
La desventaja mínima dio alas al Leciñena. Alberto Bolea se colocó de segundo punta y el Rompeolas sufrió para sostener el marcador. David González cortó un montón de envíos por el centro y Joaquín se convirtió en el escudero de su compañero José Antonio, cuya espalda buscaba continuamente un peligroso Bolea.
Pudo haber empatado perfectamente el conjunto visitante, pero lo que acabó llegando fue la sentencia, el éxtasis cuando Barranco agarró un balón al borde del área y tras perfilarse con su pierna derecha soltó un latigazo en forma de disparo frente al que no pudo hacer nada Picazo. Era ya el minuto 80 a falta de los tres de añadido.
La forma de ganar no fue sin duda la más gratificante, pero los tres puntos valen igual y el hasta este pasado domingo único equipo invicto de Segunda Preferente ya no lo es. La clasificación se comprime por arriba con el triunfo del Deportivo Almozara por la mínima ante el Bar Estudiantil. Y ahora aún se echan más a faltar los dos puntos que el Rompeolas se dejó en el feudo del colista Huracán. En la liga se trata de aprovechar los momentos propicios y salvar la papeleta cuando las cosas se ponen feas.