Tres puntos y un partido para olvidar
Fútbol Laboral Zaragoza.
El Athletic Rompeolas vence en el tiempo añadido a un Gino con ocho jugadores gracias a un tanto de falta del trigoleador Adrián.
CD Gino 2 Mariano; José, Adrián, David, Alberto; Enrique, Said, Iván, Valentín.
Athletic Rompeolas 3 Javi; Kike, José Antonio, Julio, Orcajo; Pablo, Jordi, Ernesto (Ángel, 55), David, Adrián, Dani.
Goles: 0-1, min. 26: Adrián. 0-2, min. 36: Adrián. 1-2, min. 38: Valentín. 2-2, min. 44: Iván. 2-3, min. 81: Adrián.
Árbitro: Cuartero Martínez. Mostró cartulinas amarillas a Alberto, Iván y Valentín, por el Gino, y a Adrián, José Antonio y Dani, por el Athletic Rompeolas.
Incidencias: Mañana soleada, temperatura agradable y ligera brisa. El conjunto local apareció con solo nueve futbolistas y así, en inferioridad numérica, disputó todo el partido. A falta de diez minutos, un jugador local abandonó el terreno de juego avisando previamente al árbitro.
CUARTE DE HUERVA. Todo lo que no sea ceñirse estrictamente al resultado final obtenido por el Athletic Rompeolas (2-3) en su visita al Gino, en el primer partido de la liguilla de Copa de fútbol laboral, servirá para sacar los colores al equipo azulón.
Se logró el triunfo, cierto es. Tres puntos que, en una competición tan corta, dan alas al que los suma. Pero a ninguno de los protagonistas se le ocurrirá presumir después de cuajar un partido para olvidar frente a un adversario capitidisminuido, que se presentó con solo nueve jugadores disponibles y que incluso acabó como pudo con ocho valientes sobre el verde. Frente a esa numantina oposición, los de Kike solo fueron capaces de imponerse en el último instante y a balón parado. El árbitro ya miraba su reloj después de haber añadido un minuto cuando Adrián, autor de tres dianas, salvó la cara del equipo con otro magistral lanzamiento de falta con el que batió a Mariano.
Nunca entendió el Rompeolas el partido. Desperdició en todo momento su superioridad numérica hasta el punto de que siempre pareció un duelo equilibrado. Lo fue. Los visitantes se mostraron torpes, muy torpes con la pelota; inseguros, muy inseguros en los marcajes; y atolondrados en los pases, los movimientos y las decisiones. Encajaron dos tantos y concedieron demasiadas llegadas de peligro, algunas muy claras, al área de Javi. Porque el Gino de Primera Laboral, con dos jugadores menos, remontó un 0-2 y luego tuvo el triunfo en su mano. Sin exagerar.
El partido recordó algo al vivido en diciembre en Calatayud frente a la AD Huérmeda. Entonces los azulones padecieron en sus carnes una dolorosa derrota (2-1) pese a haber merecido cuanto menos el empate después de haber tenido mejores ocasiones jugando todo el partido con un futbolista menos y otro que solo podía andar por el campo.
Esta acción demuestra el estado de confusión que vivió el Rompeolas. Kike y Pablo acuden a despejar ambos un lanzamiento de saque de esquina. Chocan y a punto están de introducir el balón en su propia portería.
Los nueve valientes del Gino salieron muy concienciados de lo que tenían que hacer. Se armaron bien atrás, defendieron sin demasiados agobios y, con la pelota en su poder, buscaron siempre los apoyos. Administraron sus fuerzas y los desdoblamientos ofensivos. Con únicamente tres o cuatro jugadores -casi la mitad de los alineados- se bastaron para poner en jaque a la defensa del Rompeolas.
El fútbol es muy fácil cuando se ve desde fuera. La mente no tiene barreras ni técnicas ni físicas e idea jugadas y estrategias perfectas porque no se confrontan con la realidad. Pero la realidad del juego desplegado el domingo por el Rompeolas no pudo ser más obtusa. Cuesta concentrarse cuando enfrente tienes un rival muy debilitado de inicio. El triunfo parece un mero trámite con el que hay que cumplir sin demasiado mérito y cualquier exhibición de superioridad puede parecer un abuso. Pero los partidos están para ser ganados. Cualquier concesión que haga el rival hay que aprovecharla o se paga caro.
En este caso concreto, el Rompeolas ha quedado encuadrado en un grupo repleto de equipos de superior nivel. En verdad, son ya cuatro conjuntos de Primera Laboral porque Las Cañas y Fleta Laboral ya han ascendido. Si el Gino compareció en cuadro, había que sacar tajada. Pero los de Kike sufrieron horrores. No alteraron su disposición táctica de cuatro defensas pese a que la tarea se limitaba a vigilar las acometidas de Said por la banda, los movimientos de Valentín y las contadas y esforzadas llegadas de Enrique. Tampoco optaron por jugar la pelota desde atrás para estirar el juego y castigar a su rival a correr y correr tras el. Las matemáticas dicen que cada vez que un jugador del Rompeolas controlaba el esférico debía tener dos opciones claras de pase, pero nunca fue así. Primero porque no lo intentaron. Enviaron balones en largo sin mucho sentido y cometieron errores en las entregas. Segundo, porque no hubo conexión entre líneas. Ni movimientos de apoyo, ni fomento del juego en corto. Solo cuando los gritos exasperados del banquillo denunciaron el sinsentido de esa estrategia, buscaron a Jordi como canalizador del juego.
Por entonces, un defensor del Gino ya había despejado erróneamente un balón a un palo de su propia portería, se había reclamado penalti por una caída de Pablo dentro del área y Adrián había abierto la lata tras definir delante del portero Mariano. Ese gol debió serenar al Rompeolas pero no lo hizo. Ni siquiera lo logró el 0-2, que nació de un grave error del lateral izquierdo José, quien se tragó un envío largo hacia Adrián. El delantero azulón aprovechó el regalo y se presentó solo delante del portero del Gino al que superó con facilidad. Poner tierra de por medio solo agravó el mal. Los locales se estiraron más y pisaron el área de Javi con suma facilidad. Las bandas eran carriles de fácil acceso y antes del descanso Valentín aprovechó un lío de malos despejes de la zaga del Rompeolas para recortar distancias con una vaselina que superó a Javi.
El análisis y la reflexión en la caseta no sirvieron de nada. El partido requería mantener la posesión de la pelota por encima de todo. Moverla, sobarla, monopolizar el juego. Levantar la cabeza y buscar en corto la ventaja segura de los compañeros libres de marca. Abrirse a banda y tocar de un lado a otro. Pero lo que se vio en el segundo tiempo fue un corre calles lamentable en el que el Gino empató después de una jugada elaborada en el centro del campo. Said agarró la pelota, se abrió paso entre una nube de rivales y sirvió en bandeja un pase al hueco por la parte derecha para Iván, que exprimió el desbarajuste defensivo de los visitantes batiendo a Javi de tiro cruzado.
La locura se instaló en el Gino. Nueve jugadores estaban dándole la vuelta al partido. En el bando contrario había un rival con signos de estar noqueado. «Es que parece que están más de los que son», se sinceró un jugador del Rompeolas cuando iba a sacar de banda. La defensa del Rompeolas se veía incapaz de repeler los contragolpes locales. Julio y José Antonio no se compenetraban y ni Orcajo ni Kike eran capaces de atar en corto a sus rivales. Valentín, Said y Enrique camparon a sus anchas y dispusieron de varias ocasiones para hacer el tercero. Había que frotarse los ojos para asegurarse de que la escena era real. Tal incapacidad resultaba frustrante y Dani y Adrián vieron la cartulina amarilla por hacer faltas innecesarias tras perder el balón.
Ángel sustituyó a Ernesto y el Rompeolas fió su suerte a la magia de Adrián y Jordi. Nadie más era capaz de subir el balón con algo de sentido. Pero entonces el Gino terminó por desmembrarse. A falta de unos diez minutos para el final, el lateral izquierdo local anunció a sus compañeros y a su entrenador que pululaba por la banda contraria a los banquillos que abandonaba el terreno de juego: «Es que me tengo que ir ya«. Inaudito. El Gino se quedaba con siete jugadores de campo y Mariano de portero. A partir de entonces, ya era hora, el Rompeolas se volcó sobre la portería rival. José Antonio abandonó sus dominios y se sumó al ataque. Jordi apuró varias veces la línea de fondo poniendo peligrosos balones en el interior del área. Kike botó bien varias faltas a la zona de remate, Adrián ensayó un par de lanzamientos a balón parado y hasta Ángel probó suerte con un chut raso que el arquero local detuvo bien colocado. El asedio ya era meridiano y Adrián tuvo la ocasión más clara enviando un balón al palo cuyo rebote llegó sin domar a José Antonio, que dentro del área no acertó a rematar a gol.
En el último suspiro, cuando el árbitro había añadido un minuto de descuento, Orcajo sacó de banda en largo al interior del área, Pablo recogió el despeje local al borde del área y asistió a Jordi, quien recortó y trató de irse de dos defensores, pero fue trabado en falta. Esta es la acción.
Adrián asumió la responsabilidad y elevó el balón suavemente por encima de la barrera (mal colocada) lejos del alcande de Mariano, 2-3. El Athletic Rompeolas solventaba un partido que mejor olvidar allí mismo.