La Tasquilla de Ramona y Vicente 2 – Athletic Rompeolas 2
Un punto de carácter
El Athletic Rompeolas arranca un valioso empate frente a la Tasquilla recuperando la imagen de equipo combativo y sufridor
Arrébola y Julio adelantan a los de Kike en dos ocasiones, pero un par de despistes defensivos permiten empatar a los locales, que contaron con más y mejores oportunidades de gol
La Tasquilla de Ramona y Vicente 2
Athletic Rompeolas 2
Javi; Sierra, Mario, José Antonio, David González; Julio, Arrébola; Posadas (David Orcajo, 60), Augusto (Ángel, 83), Joaquín; Dani (Ernesto, 73).
Goles: 0-1, min. 2: Arrébola. 1-1, min. 41: Ramírez. 1-2, min. 48: Julio. 2-2, min. 62: Martín.
Árbitro: Durán Amador, Fernando. Por el Rompeolas, amonestó a Arrébola, David González y Joaquín.
Incidencias: El partido, previsto para las 8.15, empezó con media hora de retraso porque el árbitro Durán Amador apareció en el campo a las 8.31 aduciendo que había pasado «una mala noche». Antes del inicio del choque se guardó un minuto de silencio en memoria de ‘Kiki’, amigo y seguidor del Athletic Rompeolas, recientemente fallecido.

El árbitro del encuentro, en el momento de su llegada a las instalaciones del Valdefierro. Eran las 08.31 de la mañana.
VALDEFIERRO. El segundo empate del Athletic Rompeolas en 20 jornadas sólo podía llegar tras un cúmulo de incidencias, alternativas, polémicas y sobresaltos. Emociones fuertes las vividas en el CDM Valdefierro frente al conjunto de La Tasquilla de Ramona y Vicente, un equipo muy intenso que acumuló suficientes ocasiones para haberse llevado los tres puntos, pero que acabó temblando ante la posibilidad de irse de vacío.
Hasta firmar esas tablas el conjunto naranja atravesó momentos de euforia, sobrevivió al asedio de su contrincante, cayó en la torpeza de enfrascarse en discusiones absurdas con su polémico adversario, se vio sumido en varias fases de depresión en las que vio todo perdido, renació cual ave fénix, volvió al lamento y acabó enseñando las garras para dejar una sensación confusa de extraña insatisfacción. ¿Pudo haber ganado? Pudo. ¿Y pudo perder? La colección de palos que achicaron su propia portería así lo atestiguan.
En medio de esos vaivenes volvió a asomar la garra y el empeño de un equipo que la pasada jornada había bajado los brazos de manera absurda. Su actual quinto puesto en la clasificación, botín puesto en juego frente a los de Valdefierro, no es fruto de la casualidad y pese a todas las dificultades volvió a demostrarlo.
Y eso que la mañana asomó torcida. Primero, la baja de última hora de Coke, pieza fundamental en el esquema, obligó a Kike a improvisar una alineación con la que llevar a la práctica el dibujo que ideó en su cabeza. Que era algo parecido a esto:

El dibujo aguanta siempre mejor sobre el papel que en el campo. La idea era buena. Otra cosa fue la puesta en práctica.
Con los dos equipos calentando ya sobre el terreno de juego llamó la atención la ausencia del árbitro. Con la amenaza de suspensión sobrevolando el ambiente, a las 8.31 horas (el partido debió comenzar a las 8.15) apareció en las instalaciones Durán Amador y excusó su demora en la circunstancia de haber pasado una mala noche.
Casi media hora después de la hora fijada para el inicio del encuentro, el balón fue puesto en juego y los amarillos se encontraron de salida con la incómoda sensación de no saber cómo colocarse. Joaquín y Posadas, por detrás de Dani, alejados de las bandas y sumados al centro, eran en ataque unos delanteros escurridizos muy alejados de la tradicional zona de vigilancia y, en defensa, formaban -debían formar más bien- un tapón adelantado en la salida de la pelota del contrario. El abandono de los dos carriles no tenía por qué ser un problema dadas las prestaciones de los dos laterales David González, por la izquierda, y José Sierra, por la derecha (las ayudas de los dos atacantes sí estaban contempladas en todo caso). Por detrás, Augusto haría de pivote entre los atacantes y la dupla de centrocampistas formada por Julio y Arrébola.

Joaquín no logra rematar antes de recibir la carga de un rival. El balón, que no se ve, está oculto a la altura de la cintura.
El propósito era robar el balón más arriba y reforzar la parcela central, que a fin de cuentas en donde se cuece el juego. El dibujo sorprendió al rival y, tras un par de robos de la pelota, Joaquín pilló la espalda a la defensa local y se plantó dentro del área con medio cuerpo de ventaja, pero cuando tenía la posición ganada a su marcador, no aguantó la carga por detrás y se fue al suelo sin haber rematado.
En la siguiente llegada, Dani, también muy suelto, recortó a dos rivales y cedió al borde del área a Arrébola, quien viniendo desde atrás golpeó de primeras con una rosca espectacular que llevó el balón a la escuadra derecha del portero de La Tasquilla, 0-1.

Desde esa distancia Arrébola, con las botas rojas, la colocó de primeras en la escuadra derecha del marco de Calvo.
La Tasquilla de Ramona reaccionó con ímpetu y en espacio de dos minutos acarició el gol hasta en tres ocasiones aprovechando el boquete generado en el centro del campo. El dibujo del doble rombo era ya un papel arrugado y tirado en el suelo. Posadas, con problemas musculares, no colaboraba en la tarea de cerrar los espacios. Dani dosificaba su esfuerzo y Augusto se perdía yendo aquí y allá. Y los centrales de la Tasquilla se adentraban impunemente en el campo del Rompeolas creando superioridades muy peligrosas.
Javier Ramírez engrasó el conocido cañón de su pierna izquierda y soltó un zurriagazo que dio en el larguero. Dos minutos después, Posadas perdió la pelota en el centro del campo y, desde fuera del área, el disparo de David Martín golpeó en el palo derecho de la portería de Javi.

Javier Ramírez dispara desde fuera del área y el balón acaba repelido por el poste derecho de la portería de Javi.
Habían sido dos avisos demasiado serios y la situación era ya insostenible, así que Kike modificó el esquema retrasando unos metros la posición de Joaquín y devolviendo a Augusto a la banda. El resultado, la misma imagen que proyectó el espejo del Chuletón RTS una jornada antes: dos atacantes desconectados que no ayudaban nada a la tarea defensiva.
Arrinconada en su propio área, la zaga del Rompeolas siguió oyendo el silbido de los proyectiles. Un centro pasado acabó en los pies de Cristian Pérez, que cruzó en exceso delante de Javi.

David Martín también estrelló su lanzamiento en el palo izquierdo del portal de Javi, muy cerca de la escuadra.
Augusto insufló algo de oxígeno a su equipo con una anticipación en el centro del campo. En seguida encontró un pase sencillo a Posadas, que se orientó hacia la banda derecha y puso un balón medido a la carrera de Dani, pero éste, justo de fuelle, decidió disparar desde lejos en lugar de apurar la jugada y el esférico acabó mansamente en las manos del portero local.
Como en el partido de la primera vuelta, los amarillos se mostraban más intensos en cada duelo individual, lo que les permitía crear abundante peligro. Pero, dado el idilio de Javi con sus palos, no era suficiente para la igualada y la Tasquilla tensó la cuerda protestando airadamente cada acción, con y sin motivos, hasta convertir el juego en un gallinero insoportable. Paradigma de ese comportamiento fue David Martín, que tuvo el cuajo de denunciar airadamente dos supuestos derribos de Sierra que en realidad fueron tropiezos suyos por ir mirando el balón sin fijarse dónde pisaba.
Los de naranja, que no se suelen caracterizar por la picardía precisamente, entraron al trapo en cada disputa enfrascándose en debates y discusiones absurdas, muchas veces desatendiendo sus tareas (que se lo pregunten al guardameta Javi, que se dejó los higadillos reclamando cinco jugadores para una barrera de sólo tres mientras varios de sus compañeros seguían de tertulia con el rival). Mientras tanto, el árbitro de la contienda se evadía con la mirada perdida. Durán Amador flotaba sobre el exceso de decibelios como si la cosa no fuera con él. Pero hacia él se dirigían las protestas y su persona era la destinataria de las salidas de tono.
Bien hubiese hecho en cortar en algún momento el desmadre, aunque sólo hubiese sido por respeto a sí mismo.
Pero entre protesta y protesta, los locales seguían haciendo más méritos para al menos empatar el encuentro. Otro lanzamiento desde fuera del área acabó otra vez en el larguero después de que Javi tocase lo justo. Y en otra ocasión Martín, con todo a favor, no llegó a rematar un centro llegado desde la parte derecha
En el descanso el Rompeolas fue convenientemente reconvenido. Por su torpeza entrando en discusiones estériles, y por su agujero en la zona de ataque, primera línea defensiva, no se olvide. Por ese camino la remontada era cuestión de minutos.
Pero nadie podía imaginar que el empate cayese en el primer minuto de la reanudación. La Tasquilla salió nuevamente a por todas y en la primera aproximación, su extremo izquierdo, que lucía el dorsal 3, hizo un amago de tocar el balón pero lo dejó pasar y Jorge Ramírez, libre de marca, aprovechó el equívoco para batir a Javi, 1-1.
Tras ese mazazo fue clave la inmediata reacción de los naranjas. ¿Por qué mantener sobre el campo a un jugador muy limitado físicamente por un problema muscular?
Posadas respondió la cuestión robando la cartera a un defensa, apurando la línea de fondo pisando la pelota, enviando un pase de la muerte que tocó el portero y que luego quedó a los pies de Julio para que éste remachase a la red el sorprendente 1-2.
Los locales protestaron de forma ostensible la acción por posible falta de Posadas. Le hicieron el corro de la patata al árbitro, pero éste siguió flotando. Tampoco dio señales de vida cuando unos minutos después Mario, en su empeño por despejar el esférico, patear claramente a un jugador amarillo dentro del área. El colegiado estaba en línea con la jugada y lo vio. Así se lo aseguró a los jugadores del equipo local, presos de la ira. Pero no señaló nada.

Mario va a despejar y sólo mira el balón. Acaba derribando al jugador de amarillo. El árbitro, en línea, no señaló nada.
De hecho, el futbolista implicado en esa acción tuvo que retirarse lesionado por el golpe recibido. Los locales echaban humo y fruto de su empuje lograron el empate. Dani se mostró muy blandito en la pugna por un balón en el centro del campo y la jugada acabó con un envío en largo hacia la banda derecha. Pareció que el esférico se perdería por la línea de fondo, pero Jorge Ramírez se exprimió y logró sacar un centro apurado que luego fue rematado de cabeza con maestría por David Martín, otra vez sin la vigilancia debida.
Para colmo de males Javi se hizo daño en el hombro derecho en su estirada y pudo continuar a duras penas.
De ahí al final se vivió una guerra de nervios en la que La Tasquilla atacaba y el Rompeolas se defendía como podía. De vez en cuando salía de su campo y lanzaba algún contragolpe para sorprender. Insistió en intentarlo por su banda derecha, por donde Sierra se multiplicó para llegar a todo. Por ese costado Augusto dispuso de una buena ocasión, pero se entretuvo dentro del área y acabó pasando en lugar de haber probado con el disparo. En el área de Javi abundaron los balones colgados. En uno de ellos, Martín y un compañero se estorbaron dentro del área por querer ambos rematar el mismo balón.
En un saque de banda, el local Ibáñez placó dentro del área sin venir a cuento a Joaquín, pero el árbitro, que si quieres arroz, Catalina.
A cinco minutos del final, José Antonio cabeceó al larguero un centro medido de David González y los locales vieron peligrar incluso el punto en un partido que se fue hasta el minuto 85 tras los cinco minutos de alargue.

José Antonio pudo darle el triunfo al Rompeolas con su remate al larguero tras el centro de David González.