Athletic Rompeolas 0 Atlético Batán 3
Tropiezo grave salpicado de síntomas preocupantes.
El Rompeolas comete tres pifias atrás y cae de forma rotunda frente al Batán, siempre superior, que acabó con diez por la expulsión de Lara
La flojera defensiva, los pelotazos sin sentido y la falta de intensidad explican la imagen paupérrima de un equipo debilitado por las bajas
Athletic Rompeolas 0
Pablo; David Orcajo, Arrébola, José Antonio, Kike; Julio, David González, Ángel, José Miguel; Augusto, Posadas.
Atlético Batán 3
Salazar; Campos, Salvador, Sanz, Lara; Mur, Ormad (Peralta, 33), Natalías, Mínguez; De Gregorio (Force, 74), Baz (Fernández).
Goles: 0-1, min. 12: Kike desvía un lanzamiento de Sanz. 0-2, min. 43: Natalías. 0-3, min. 80: Force.
Árbitro: Cebollada Marcén. Amonestó con cartulinas amarillas al local David Orcajo y a los visitantes Baz, Sanz y Lara, a éste en dos ocasiones, por lo que fue expulsado en el minuto 63.
Incidencias: Mañana fresca y soleada. Rober fue baja de última hora. Alberto calentó durante el descanso pero no superó sus molestias.
GARCÍA TRAID. Detrás de la severa derrota del Athletic Rompeolas frente al Atlético Batán (0-3) pueden buscarse argumentos como el infortunio de una convocatoria muy justa que dejó un once cogido con alfileres y un banquillo de cartón piedra, el despiste de tres acciones concretas que marcaron el partido o que sencillamente habría sido mejor no haberse levantado uno de la cama.
Pero lo cierto es que este tropiezo supone una gota más en un vaso que se va llenando al mismo ritmo que menguan sus aspiraciones de meterse entre los primeros de la tabla. Con esos vaivenes en las convocatorias, que lo mismo un día se quedan dos jugadores sin vestir como otro día hay que reclutar a cojos para decorar el banquillo; con esas dádivas de la defensa, que regala goles envueltos y todo; con esa vacuidad en el juego, que se traduce en una alarmante incapacidad para producir jugadas con sentido y llegadas al área (otra vez 30 minutos hasta que se vio el primer tiro a puerta); con esa falta de intensidad, que hace que a los rivales les valga con mostrarse más enérgicos… Con todos esos síntomas, el Rompeolas tendrá suerte si pronto se destacan tres equipos por abajo y puede evitar meterse en problemas.
La segunda derrota consecutiva en el García Traid llegó a manos del Atlético Batán, un equipo siempre bien organizado que en circunstancias normales ha de ser parejo al Rompeolas, pero que en esta ocasión se mostró más intenso y concentrado, dominó y fue capaz de plasmar esa superioridad aprovechando tres errores de bulto de la defensa naranja.

El Atlético Batán asfixió al centro del campo del Rompeolas. Se impuso por fuerza, intensidad y colocación.
Del vestuario local surgieron once jugadores. Pocas dudas podía haber en la alineación. Ángel se colocó por la banda izquierda y José Sierra por la derecha. La inesperada baja de Rober debilitó el centro del campo de los de Kike, precisamente la zona más poderosa del adversario. Y eso se notó desde el inicio. Ormad gobernó la zona con mano de hierro hasta su lesión muscular, escoltado por Mur y recibiendo las ayudas y las salidas por banda de Natalías y Mínguez. Por detrás, una defensa atenta y disciplinada que achicó en todo momento los espacios para no dejar pensar al adversario. Desde fuera se vio una batalla desigual entre un batallón disciplinado que coordinaba sus movimientos bajo la dirección de Force y el ejército de Pancho Villa.
Pero la superioridad visitante sólo se tradujo en ventaja en el marcador por un grave desliz defensivo a balón parado. Sanz envió templado un balón al área y allí Kike, de espaldas al lanzador, desvió de cabeza a las mallas, 0-1. Tras esa sacudida se sucedieron varias réplicas con las que a punto estuvo el Batán de dejar zanjada la disputa antes de la media hora. Primero Ormad disparó desde la frontal del área y su chut salió fuera rozando el larguero y luego Mínguez remató escandalosamente solo dentro del área en otra acción a balón parado.
Tras la lesión de Ormad, Mínguez pasó al centro y Peralta ocupó la banda derecha. El Rompeolas respiró y salió del agujero. Arrébola dejó la primera llegada, una tijera en la frontal del área que llegó botando a manos de Salazar. Ocasión a título de inventario.
El Athletic Rompeolas trató de salir de la presión primero con paciencia, tocando lo que pudo, pero luego, viendo la colección de pérdidas, se obcecó en los envíos tan largos como imprecisos desde la zaga. Envíos a los que Augusto y Posadas no acudieron. Nadie envía un paquete sin destinatario, pero la defensa del Rompeolas se ha convertido en una empresa de mensajería que realiza envíos a ninguna parte. Si se trata de quitarse el balón de encima para reordenar filas y respirar, es un recurso, pero hacerlo por sistema es inútil. La ausencia de Coke en las últimas semanas ha dejado al equipo sin su faro, esa referencia que guiaba cada salida desde atrás, cada ataque. En medio de la oscuridad, marineros como Julio y David González se aventuran a subir el balón sabiendo que, sin apoyos, no llegarán muy lejos. Y Posadas se erige en el único punto de luz, insuficiente para iluminar ese océano de imprecisiones. Porque no se puede estar en misa y repicando.
El habilidoso delantero se ha convertido en el jugador franquicia del Rompeolas. Bien lo vale. Recorta y casi siempre se va. Pisa y amaga, retiene el balón en busca de piernas amigas con las que comunicarse. Baja al mismo centro del campo a recoger la pelota. Templa, reconduce y distribuye. Pero en este equipo abundan los dialectos raros y mientras él anuncia una pared para iniciar una secuencia de pases, otros esperan el balón para la aventura en solitario o arman el cañón para lanzar proyectiles más allá de las bases enemigas.
De esta pequeña debacle quizá debería salir un doble compromiso: Que salvo causa de fuerza mayor (agobio por la presión agobiante del rival o una situación de peligro inminente), el balón en largo siempre ha de ser un recurso aprovechable por los delanteros. Ni un envío más al que no corran los puntas buscando la espalda a la defensa rival.
Harina de otro costal es recuperar la seriedad defensiva. Por más que el equipo acabe mostrándose un virtuoso del balón, si luego concede tanta ventaja en su propio área está perdido. El Batán remató de una u otra forma todos los balones que colgó cerca de Pablo. Y en el minuto 43, cuando todavía resonaban los buenos propósitos del vestuario, llegó la segunda torpeza mayúscula de la mañana: Arrébola y José Antonio, Hernández y Fernández, fueron ambos a la frontal del área a despejar una pelota y se quedaron con el molde. El balón pasó entre ambos y quedó a los pies de Natalías, que se perfiló con su pierna derecha y batió a Pablo, 0-2.
El Atlético Batán celebra el tanto de Natalías al comienzo de la segunda parte.
Posadas trató de gobernar una nave a la deriva y acaparó el balón. Fue cosido a faltas por un combativo centro del campo rojinegro. E incluso despertó la contrariedad de Augusto, desconectado en buena parte del encuentro. Pero todo aquel que lo desee puede cobrar protagonismo en el juego del Rompeolas. Sólo hay que agarrar la pelota y mantenerla, darle sentido.
En la enésima jugada a balón parado, Mínguez aprovechó el despiste por alto de Arrébola y asistió de cabeza a Natalías, que esta vez envió al palo. Luego Pablo respondió a un disparo de Peralta con una excelente mano abajo que evitó el tercero.
El Rompeolas trató de salir del embrollo pero sin más iniciativa de juego subir a José Antonio de delantero palomero y la posesión abusiva de Posadas. Él solo, con recortes, amagos y avances varios, sacó dos cartulinas amarillas al impetuoso Lara, que dejó a su equipo con diez por no tener medida con las faltas.
Con diez jugadores el Rompeolas tuvo algo más el balón, pero no como para embotellar al rival ni pensar en discutir el resultado.
En el último minuto del encuentro un envío hacia la zona de ataque del Batán sorprendió nuevamente a Arrébola, sobrepasado por alto. El centro posterior recorrió el área de Pablo hasta caer a los pies de Force (quien llevaba seis minutos sobre el terreno de juego en sustitución de De Gergorio), quien desde la frontal conectó un chut seco y cruzado con el que redondeó el triunfo visitante, 0-3.
De todas las jugadas que se pudieron ver esa mañana, quizá esta secuencia sea la más representativa sobre la impotencia local. Hasta tres intentos consecutivos por chutar a puerta sin ninguna fortuna. Circense: