Athletic Rompeolas 0 Mortis CF 1
No da para más
El Rompeolas suma frente al Mortis su cuarta derrota consecutiva tras otra batalla contra los elementos
Los de Kike, con un sólo cambio y varios tocados, resisten el buen juego de los visitantes hasta el golazo de Víctor Puertas
Athletic Rompeolas 0
Pablo; Ernesto, Kike, José Antonio, Alberto; Juan, David González, Ángel (David Orcajo, 70), Sierra, Joaquín, Dani.
Mortis CF 1
Sergio García; Adrián Giménez, Mario Ortín, Víctor Puertas, Félix Ruiz, Sergio Yagüe, Daniel Pérez (Daniel Marquina),Víctor Salinas, Ángel Pueyo, Jesús Gil, Néstor Andreu.
Goles: 0-1, min. 59: Víctor Puertas.
Árbitro: Fernando Durán Amador. Mostró cartulinas amarillas a los visitantes Ángel Pueyo, Mario Ortín y Jesús Gil y a los locales Joaquín, José Antonio y Kike. A este último le mostró dos, una en la primera parte por una zancadilla cerca de la frontal del área y la otra en el segundo tiempo, cerca del final, por una trifulca con un delantero del Mortis, pese a lo cual no le enseñó la roja ni lo expulsó y el jugador del Rompeolas pudo acabar el encuentro. Tampoco lo hizo constar en el acta, pero mostrársela, se la mostró.
Incidencias: Partido correspondiente a la cuarta jornada de la Laboral Segunda Preferente. Mañana soleada y temperatura agradable. El árbitro hizo constar en el acta que el partido comenzó con 10 minutos de retraso porque los responsables del recinto abrieron las instalaciones a las 8.10. El motivo de la demora, según aseguraron, fue que no les constaba que ese domingo se fuera a disputar ningún partido en el primer turno, el de las 8.30. Al Mortis CF no le vino mal el comienzo tardío del encuentro porque varios de sus jugadores llegaron al campo con el tiempo justo.
GARCÍA TRAID. La cuarta derrota consecutiva del Athletic Rompeolas en este frustrante inicio de la competición volvió a ser un quiero y no puedo plagado de sobre esfuerzos, limitaciones y carencias frente al Mortis CF, un equipo joven y enérgico que llevó el peso del juego a través de un buen manejo del balón y acabó logrando los tres puntos gracias a un chupinazo desde fuera del área cuando el empate a cero comenzaba a tomar cuerpo.
De los cuatro tropiezos acumulados, que hunden a los banquinegros en el farolillo rojo de la Laboral Segunda Preferente, quizá este último fue el más honroso. Si bien es cierto que apenas llegaron al área rival (sólo cabe anotar una buena ocasión de Dani, con el 0-1 ya en el marcador) y que los visitantes acumularon oportunidades suficientes para haber vencido cómodamente, supieron contener las acometidas de un adversario más organizado que se imponía casi siempre en los balones divididos por ocupar mejor los espacios y exhibir una mayor velocidad de reacción.
Y ello pese a presentar nuevamente una convocatoria paupérrima con once titulares, los once que había, más un suplente llegado a última hora (en este caso un tocado David Orcajo) que al menos justificó el uso del banquillo local. Cuatro disgustos seguidos deberían ser más que suficientes para que quien pueda acudir a echar una mano lo haga ya, antes de que sea demasiado tarde. Porque está claro que con el sacrificio de los once o doce que acuden cada domingo no da para sumar más que martirios.
Muy pronto se vio que la tarea principal de los locales tenía que ser la de aplicarse en defensa para frenar el juego académico del Mortis hasta el punto de replegarse en su campo y no salir al encuentro del rival, más rápido y con más fuelle, sino aguantar e ir cediendo metro a metro hasta la frontal del área, esperando el auxilio de los jugadores del centro del campo. Costó que la impulsiva pareja de centrales formada por Kike y José Antonio entrase en razón y eso se tradujo en que a la media hora ambos ya se hubiesen cargado con una cartulina amarilla, ambas totalmente innecesarias. Como cuesta no escuchar de fondo la sintonía de El Hombre y la Tierra cada vez que el central zurdo del Rompeolas salta a la presión de un adversario y no llega al corte y sigue hacia adelante y salta a por otro. Y luego a por un tercero… hasta que suelta su característico hachazo.
Los visitantes pudieron adelantarse con un remate a quemarropa que Pablo sacó con una mano felina. Mientras, Juan y David González se resistían a someterse al eléctrico centro del campo rojillo y competían cuerpo a cuerpo buscando los robos y las salidas al contragolpe. Unos intentos que morían en balones largos hacia Dani y Joaquín, demasiado solos frente a la atenta defensa rival.
El Rompeolas apenas cogía aire con la pelota y sobrevivía bajo el dominio de su oponente. Pero dadas las penurias clasificatorias, el punto era así incluso bueno. Los acercamientos a su portería se iban acumulando pero casi todos morían en los últimos metros. Al mismo tiempo, se sucedían los contratiempos. Primero fue José Antonio, quien en una acción dentro de su propio área se torció un tobillo y permaneció renqueante durante varios minutos. Luego fue Pablo el que tuvo que proteger su maltrecho muslo derecho, con molestias que venía arrastrando desde los primeros minutos. Sólo para sacar de puerta ya se vivía un pequeño drama. Si se hacía en corto, era un regalo envenenado para Sierra. Si se hacía en largo, Alberto se las veía y se las deseaba para alcanzar la línea del centro del campo.
Para colmo, afloraron los líos para sacar la pelota. Entre Ernesto, para quien un balón que llega botando es un artefacto explosivo con muchos cables de colores y sólo uno a cortar, y Ángel, empeñado en hacer de estafermo devolviendo el balón siempre de primeras y hacia atrás, provocaron que el balón quedase atrapado en el costado del lateral derecho. El Mortis, que ya había intentado en varias ocasiones esa misma jugada, prolongó el esférico hasta la zona central y allí Víctor Puertas conectó un chut impresionante que se coló cerca de la escuadra izquierda de Pablo ante la impotencia de los blanquinegros.
En los últimos minutos, además de varios encontronazos entre Joaquín y Kike y varios jugadores del impulsivo Mortis, el Rompeolas disfrutó de una buena ocasión para el empate con un centro de Ernesto que Dani golpeó de primeras y el portero visitante sacó en un alarde de reflejos.
La sangría defensiva comienza a cerrarse, pero la pobreza en ataque es alarmante y no sirve para equilibrar cualquier golpe recibido.