Patadón FC 1 – Athletic Rompeolas 4

Prueba de madurez


El Athletic Rompeolas asaltó el hasta este domingo inexpugnable terreno de juego de Pinseque con un triunfo rotundo por 1-4 frente al Patadón FC gracias al esfuerzo colectivo de un equipo que supo adaptarse a lo que el terreno de juego requería.

Fotografías de botas cubiertas de polvo y arena entre algunos nostálgicos y rostros todavía cariacontecidos por lo vivido entre los más noveles. Saltar al terreno de juego de Pinseque fue un viaje en el tiempo de líneas de cal marcadas con rodillo, balones espolvoreados de arena, botes traicioneros y despejes a los ribazos.

Hubo un tiempo no tan lejano en el que cada fin de semana el fútbol aficionado era eso. Un juego intenso, sin miramientos ni medias tintas en el que dominaban el cuerpeo y las cargas más allá del límite, los despejes de primeras, los envíos en largo, los balones colgados casi desde cualquier posición, los raspones de los que iban al suelo y las pepitas de oro de las segundas jugadas. En ese tiempo y en esas circunstancias, el que bajaba el balón al suelo era un virtuoso o un inconsciente.

Ahora puede parecer un anacronismo, pero allí donde queda un terreno de juego como el de Pinseque, pequeño y de firme irregular, ese estilo perdura y ¡ay de aquél que no se adapte a él! Bien pudo ocurrirle algo de esto a la AD Las Cañas, actual líder de la competición, que sin embargo, salió goleado de allí (5-2), en lo que supone hasta el momento su único tropiezo.

Contundencia en los duelos individuales y nada de dejar botar el esférico, cero complicaciones en defensa, juego directo e importancia de las segundas jugadas. Los avispas salieron de la caseta con un puñado de consignas muy claras y, tanto el escenario, un campo arenoso salpicado de piedras, como el rival, un equipo de juego directo, confirmaron lo oportuno de su estilo.

El Patadón FC salió a demostrar por qué contaba por victorias sus partidos como local (tres de tres) y muy pronto puso a prueba a Óscar, atento bajo los palos de la portería del Rompeolas para desviar por encima del larguero un envío envenenado.

Los locales desplegaron su repertorio de lanzamientos directos sobre el área del Rompeolas. Así, cada saque de banda en zona de tres cuartos, cada saque de falta y cada mínima combinación se convirtieron en envíos directos a su delantero centro para que éste se la jugase de espaldas o para que hiciera la pantalla con un compañero que llegase desde atrás. Minutos iniciales que sirvieron para que los escépticos se convencieran de que el día no estaba para florituras.

Los visitantes respondieron con firmeza en defensa y comenzaron a dar signos de fortaleza en el centro del campo, pero no iban más allá. Unas veces por conducir el esférico en exceso, otras por no adecuar los pases a las estrecheces del rectángulo de juego y otras por fueras de juego señalizados por el árbitro.

Pero sobre el minuto 20, una combinación de circunstancias abrió la caja fuerte de caudales de Pinseque. Como puede verse aquí abajo, el pie derecho de Edu encalló en el banco de arena de la esquina, pero su posterior centro cerrado con rosca fue un caramelo de esos que parecen activar un mecanismo oculto en todo futbolista por el que se ve obligado a rematar por mucho que lo haga contra su portería.



Bromas aparte, la desgraciada acción del jugador local rematando de cabeza contra la red de su portería reforzó el convencimiento de los avispas, que, a partir de entonces, elevaron varios puntos sus prestaciones y lograron un segundo tanto, también de Edu, de remate de cabeza este sí espectacular desde más o menos el borde del área a centro de Toño, pero el árbitro estimó que el delantero de Rompe estaba en fuera de juego.

Tampoco tuvo suerte el 27 del Rompeolas con el lanzamiento de una falta desde la frontal que se estrelló en el larguero.

Fueron varios avisos hasta que ya no hubo más: Un envío en largo a la carrera de Rubén Gormaz, cortado por la salida y despeje del portero local, fue a parar al pie derecho de Daniel Pablo, que, de primeras, asistió a Santi y, éste, sin pensárselo ni un segundo, remató de primeras un disparo que acabó en la red.

Los locales recortaron la distancia con una internada por el costado derecho que habilitó al goleador Adrián Moya, libre de marca dentro del área tras el tropiezo de David González. El Patadón FC a la vuelta del descanso introdujo tres jugadores de refresco, pero se encontró con más problemas por otro remate de Edu.

Su cabezazo dentro del área rival parece que impactó en uno de los brazos de un zaguero y el árbitro señaló penalti. Un castigo que Santi no desaprovechó para hacer el 1-3.



Entre tanto, Óscar siguió a lo suyo con varias paradas de mérito en las que demostró la importancia que supone contar un portero de los de verdad. Especialmente una estirada abajo a su lado izquierdo, pero también alguna salida y varios disparos lejanos.

Tampoco estuvo nada mal el despliegue físico de Toño, imbuido de un inusual ardor guerrero con el que supo resarcirse de su absurda expulsión dos jornadas atrás. Su entrega de enganche con la punta generó continuamente superioridades en la presión al rival hasta el punto de que el Rompeolas pareció jugar con uno más.

Precisamente Toño hizo bueno un rechazo de Joaquín en campo rival y asistió a Daniel Pablo, quien tampoco perdió esta vez el tiempo en adornos: remate y gol, el definitivo 1-4.

Rubén de Mingo, por la izquierda, Sierra y Mario, por la derecha, y arriba Ángel apuntalaron el triunfo de un equipo muy concentrado que se defendió con orden y sin demasiados agobios.

El Athletic Rompeolas encontró en un campo de tierra, pequeño e irregular, la actitud y el estilo que le pueden hacer triunfar esta temporada. ¿Por qué no aplicarlos en el próximo tapate de hierba artificial si le sientan tan bien?

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