Nueva decepción

El Athletic Rompeolas cae por la mínima en su visita a la AD Las Cañas y prosigue su lento declive en la tabla clasificatoria
Las Cañas 1
Javier Ruiz; Marian Gitu, José Gracia, Samuel Chércoles, Sergio González; Eduardo Puyuelo, Israel Gracia, David Morillas, Adrián Serrano (Luis Costas, 54), Andres Burges (Javier Nacenta); Óliver Muñoz (Manuel Martínez, 71).
Athletic Rompeolas 0
Adrián; Sierra (Ernesto, 71), Juan, José Antonio, Joaquín; Soriano, José Manuel, Daniel Pablo, Santi Mur, Toño (Kike, 68); David Posadas.
Goles: 1-0, min. 65: Sergio González (según consta en el acta).
Árbitro: Fernando Durán. Mostró cartulinas amarillas a los locales Israel Gracia y Javier Nacenta y a los visitantes David Posadas y Toño.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada vigésimo segunda de la Laboral Segunda Preferente. Día soleado y agradable temperatura. Formaron parte del banquillo del Rompeolas aunque no llegaron a jugar Mario y Ángel. Jesús ejerció una jornada más como delegado.
PARQUE DEPORTIVO EBRO. El Athletic Rompeolas confirmó frente a la AD Las Cañas (1-0) que se halla sumido en una depresión que ha terminado por descabalgarle hace varias semanas ya de la ilusionante pelea por los puestos de cabeza.
El equipo va a menos y lo que antes daba para sacar muchos puntos ahora no llega, se queda corto. En una primera aproximación, el bache puede parecer circunstancial. Es la cuarta derrota de la temporada, tercera en seis partidos, mientras que en la primera vuelta sólo se perdió en una ocasión.
En cambio, si se echa mano de la lupa, los datos fríos señalan que el equipo avispa se desvió su camino después de la salida La Puebla de Alfindén (victoria por 1-3 en la jornada 9). Después llegaron los mazazos del empate frente al Deportivo Almozara (tras un 2-0 favorable al descanso) y el Veteranos Garrapinillos (3-3 después de el 3-0 inicial), los empates a uno contra el Huracán y el Porvenir con mil y una ocasiones de gol desperdiciadas, el toma y daca frente a un Rayo Pinares en claro ascenso y la azarosa derrota frente a la AD Urriés (disculpen el adjetivo por delante los ofendiditos). Por el medio, dos únicas victorias, no sin apuros, contra un Intersport Leciñena con diez (3-1) y un Lexcotrans con sólo nueve jugadores (4-0). Y un duelo suspendido que ya veremos cómo cae a cada uno y cómo acaba frente al Pedrusco SBE (1-0 favorable a los avispas, minuto 17).
Aquella jornada 9 frente al Atlético Alfindén llegará en su reverso el próximo domingo en la jornada 22 con el mismo enfrentamiento, esta vez en el campo del Giner. Durante este tiempo, el Athletic Rompeolas ha perdido efectividad. Mantiene cierto tono de fiabilidad en defensa, pues es el tercer equipo menos goleado, pero ya tiene ocho equipos por delante en la tabla de máximos goleadores.

La derrota frente a Las Cañas se fraguó en la falta de nervio y la inoperancia del juego de los avispas, incapaces de traducir en ocasiones de gol la seguridad defensiva y el dominio de la pelota en el centro del campo. Y tomó cuerpo con una jugada desdichada marca de la casa del capitán del Rompeolas, central desbaratado e impenitente que a falta de quince minutos volvió a regalar al adversario una contra letal tras aventurarse a avanzar por el centro con una sucesión de jeribeques que él mismo llama regates y en realidad son derrapes en varias curvas hasta caer por el precipicio.
En ese nuevo tropiezo también tuvo que ver la consistencia de Las Cañas, que sigue creciendo en la segunda vuelta a base de haberse vuelto mucho más serio en defensa y combativo en el centro del campo. No sorprendió la versión mejorada del conjunto ahora verdiblanco, que en la primera vuelta cosechó en el campo del Giner un engañoso 5-0 tras abandonarse y tirar líneas de fuera de juego imposibles. Así se comentó en el vestuario de los avispas antes del comienzo del partido y así se vio sobre el verde del Parque Deportivo Ebro.
El Athletic Rompeolas trató de resolver la ausencia de varios de sus centrales colocando en la zaga a Juan, la navaja suiza del equipo que, pese a sus propios recelos por la falta de contundencia, volvió a cumplir con creces en esa posición. No lo tenía fácil pues por allí pululaba Óliver Muñoz, delantero de brega, formato tanque, que dio mucho trabajo.
La ardua tarea de hacerse con los mandos del equipo correspondió a un David Soriano con un recorrido acotado y José Manuel, brújula para sacar el esférico siempre de la mejor manera posible. Por delante de esa dupla, Toño trató de ayudar en la conexión con la delantera, aunque se le notó la falta de ritmo por la inactividad reciente. Por las bandas, planteados como auténticos estiletes ofensivos, Daniel Pablo y Santi. Y arriba, Posadas con libertad absoluta para hacer de su capa un sayo.
El papel todo lo aguanta, pero la realidad es que el equipo visitante se mostró un poco hundido en su campo. La defensa no se atrevió a salir por no quedar en evidencia y el centro del campo no encontró demasiados argumentos para filtrar balones al campo rival. Sólo las bandas aportaron algo de luz durante el primer tiempo, gracias especialmente al brío de Daniel Pablo en la presión y las incursiones por la parte derecha. La mejor jugada del Rompeolas llegó por ese lado con una combinación Daniel Pablo-Posadas-Sierra que el lateral derecho culminó con un centro al segundo palo que Santi Mur remató al lateral de la red de un ocioso Javier Ruiz.
Las Cañas se mostró más incisivo y acumuló más llegadas y más disparos a portería. Poco les importó a los jugadores locales si era o no el momento idóneo para probar el chut a puerta. Lanzaron desde cualquier posición, por el centro, desde los costados, a la media vuelta y hasta de tijera. En el cómputo general de los ochenta minutos, el árbitro anuló un gol a cada equipo por sendos fueras de juego y, al descanso, el cero a cero dejó sin despejar la incógnita de si el Rompeolas sería capaz de salir de la modorra de una mañana soleada en la que se jugó al trantrán.
El Rompeolas salió con la consigna de ir a por el triunfo. Trató de adelantar varios metros la línea defensiva para empujar al resto e hizo aún más ostensible su control de la pelota, con salidas desde atrás dirigidas por José Manuel y David Soriano. Pero el esférico no iba mucho más allá de las recepciones de espaldas y regates a la media vuelta de Posadas, sin complicidad de nadie o los centros pasados de Daniel Pablo que no encontraron rematador.
La falta de pegada de ambos equipos parecía condenar ambos a un reparto exiguo de un punto cada uno hasta que José Antonio volvió a hacer gala de su tan inquebrantable como infundada fe en sí mismo regateando a derecha y a izquierda en la ensoñanción de que llegaría vivo al borde del área y, seguramente, sería entonces cuando resolvería el partido. Fue salir del primer recorte camino del segundo, que del banquillo del Rompeolas salió un rugido iracundo maldiciendo su suerte.
El alma de delantero indómito del 11 del Rompeolas le hizo buscarse una vez más la ruina. El mundo conspira contra él y, pese a su indudable atrevimiento (se dice que los cementerios están repletos de valientes), el adversario de turno le robó el esférico y montó un contragolpe eléctrico. Luego hay que llegar al borde del área y superar a Adrián y para eso el atacante de Las Cañas se sacó de la manga un gran chut frente al que el portero del Rompeolas nada pudo hacer.
