Las Cañas 2 Athletic Rompeolas 0

Penurias del mes de noviembre

El Rompeolas comparece con sólo once jugadores y resiste hasta el minuto 73, cuando una pifia lo condena a la derrota frente a Las Cañas

Las entradas de Timor (autor de los dos goles) y Peláez mejoran a los locales, dominadores del choque pero con problemas para llegar arriba

 

Athletic Rompeolas

Las Cañas celebra el 1-0 ante la desolación del portero Pablo y el resto de sus compañeros del Rompeolas.

 

Las Cañas                    2

Cimorra; Brizuela, Gan, Carreras, Burges; Puyuelo, Periset, Guerrero, Cabrera; Muñoz (Peláez, 40), Jorge (Timor, 56).

Athletic Rompeolas     0 

Pablo; Jesús, Kike, José Antonio, Mario; Julio, David González, Ernesto, Ángel, Augusto, Joaquín.

Goles: 1-0, min. 73: Timor. 2-0, min. 80: Timor.

Árbitro: Bailín Marcuello. Mostró cartulina amarilla al jugador del Athletic Rompeolas David González.

Incidencias: Mañana lluviosa. El Rompeolas sufrió las bajas de última hora de Posadas y Arrébola y se presentó con sólo once jugadores aptos, por lo que Jesús regresó a un once de urgencia muchos meses después y, Alberto todavía lesionado, quedó como único recambio en el banquillo. También acudió a ver el partido Visiedo.

 

PARQUE DEPORTIVO EBRO.  Cuando vienen mal dadas, poco más cabe hacer que venirse abajo o apretar los dientes y sufrir hasta que la situación cambie. Así está el Athletic Rompeolas, que frente a Las Cañas (2-0) sumó su quinta derrota de la temporada (segunda consecutiva) en la Laboral Segunda Preferente. Fue este un tropiezo cruel, fruto de una pifia colectiva atrás en el minuto 73, cuando los de Kike ya acariciaban un punto labrado a base de mucho esfuerzo.

Corrieron muchos minutos detrás de la pelota, taparon agujeros y contuvieron bien los ataques del conjunto local, buscaron los contragolpes y hasta tuvieron una ocasión de gol en la bota izquierda de Joaquín, cuyo lanzamiento de falta acabó impactando en el larguero tras ser desviado por el guardameta Cimorra. Pero acabaron sucumbiendo. Como lo vienen haciendo en este mes de noviembre. De los últimos 12 puntos en juego sólo han sumado tres, han logrado únicamente dos goles a favor (uno de ellos de penalti) y han encajado siete.

Detrás de ese bajón en el rendimiento aparece claramente el cúmulo de deserciones y bajas. De nada sirve confeccionar una plantilla con 24 jugadores si llega el domingo, el grupo se queda en cuadro y a duras penas juntas once valientes para defenderse como gato panza arriba. Así lo hicieron en esta ocasión Pablo, bajo palos, Jesús, quien tuvo que volver a la titularidad más de siete meses después, Kike, José Antonio y Mario en la defensa, Julio y David González en el centro, Ángel y Ernesto por las bandas, y Augusto y Joaquín arriba.

Lo cierto es que en el Rompeolas, hasta donde alcanza la memoria, siempre ha funcionado el lema de que «cuanto peor, mejor». Es en situaciones como esta cuando cada cual saca lo mejor que tiene y el conjunto ofrece un buen rendimiento. Será quizá el convencimiento. O el amor propio. Serán ambos.

Volvió a ocurrir así en las desmejoradas instalaciones del Parque Deportivo Ebro. Posadas y Arrébola se cayeron o se tiraron de la lista en el último momento. Bajo una persistente lluvia, el veterano Jesús echó mano de su bolsa con gesto contrariado y se sumó al once de emergencia. Poco antes del inicio del encuentro apareció con paso desganado Alberto, ausente de los terrenos de juego desde el pasado mes de mayo. El defensa del Rompeolas se apuntaba a ser una jornada más el falso recambio en el banquillo.

Burges sube la pelota por la banda izquierda frente a un Rompeolas replegado.

Burges sube la pelota por la banda izquierda frente a un Rompeolas replegado.

Con ese panorama Las Cañas asumió desde el comienzo el papel dominante. Acaparó el balón e instaló su campamento base en el campo del Rompeolas. Movieron la pelota de un lado a otro sin lograr demasiada profundidad. Los de Kike se defendieron con orden y sacrificio, sabedores de que sólo así evitarían una mañana tortuosa. Bajo los palos, Pablo demostró su poderío en el juego aéreo y desbarató el peligro en todos los balones colgados.

Los momentos de zozobra volvieron a llegar por errores propios, algunos nada forzados por el rival. Las típicas manos de José Antonio saltando de cabeza, una salida al corte en falso de Kike, un resbalón de Julio en el centro del campo con el posterior contragolpe local… En esta última Jorge acabó chutando a las manos de Pablo.

Arriba, el ataque del Rompeolas sobrevivió con lo puesto. Joaquín comprendió al momento que había poco que rascar y cada balón que le llegó trató de convertirlo en una ocasión de gol. Por muy lejos que estuviera el marco rival. Augusto, sin embargo, se perdió en giros con el esférico y toques de primeras hacia adelante,intentos infructuosos cuando lo que convenía era asegurar mínimamente la posesión, hacer entregas certeras hacia atrás y salir zumbando al contragolpe.

La ocasión más clara del primer tiempo llegó de la mano de Muñoz, quien escorado en la parte izquierda se deshizo de Kike con un recorte y su centro raso, pase de la muerte, fue interceptado en el suelo por un rápido Pablo.

En el descanso Las Cañas dio entrada a Peláez y el juego local se dinamizó. Situado entre líneas, movió con más fuidez la pelota y a los ocho minutos Pablo tuvo que esmerarse para evitar el primero. Pero la aparición decisiva fue la de Timor. No les había dado tiempo a los centrales del Rompe a coger su matrícula cuando el menudo atacante celeste recibió por el centro, se marchó de Kike, eludió por velocidad la entrada de José Antonio y ante la salida de Pablo tocó lo justo para haber logrado un gran gol, pero el balón se marchó fuera por muy poco.

Poco a poco el entramado defensivo del Rompeolas se fue afianzando de nuevo y los ataques de Las Cañas volvieron a morir al borde de la frontal del área, en las manos de Pablo o más allá de la línea de fondo con envíos demasiado largos. La zaga naranja, bien colocada, cortaba casi todos los envíos y, cuando se veía superada, los atacantes locales no se mostraban inspirados.

El Rompeolas no renunció a la sorpresa y, en el minuto 68, Joaquín, desde lejos, lanzó una falta con mucha intención. El balón fue subiendo y Cimorra lo tocó lo justo para desviarlo al larguero y evitar el chicharro.

Cuando el empate parecía la consecuencia lógica a tanto ataque frustrado, llegó la jugada determinante. A Ángel, en posición de interior izquierda y presionado por un defensor celeste, le pareció buena idea echar el balón atrás como a Napoleón le debió de parecer buena idea invadir Rusia. Lo cierto es que el esférico se vio frenado, quien sabe si por la lluvia o por el pie encogido del audaz estraga. José Antonio acudió al barullo y junto a Mario quiso convertirse en barrera para evitar que Timor sacase tajada del despropósito. El regalo envenenado acabó entre los pies de Pablo, quien mal perfilado, dudó si despejar de primeras, tocar lo justo para salvar al delantero o regatearlo. Y, como lo peor en esos casos es dudar, lo peor sucedió. El esférico acabó en poder de Timor, que respondió al regalo empujando el balón a las mallas. 1-0 y las tropas napoleónicas por los suelos.

Con el tiempo casi cumplido, Cabrera se escapó por la banda derecha y su centro raso lo remató Timor de primeras para certificar el triunfo.

 

Rubén Timor celebra junto a sus compañeros el tanto de la sentencia.

Rubén Timor celebra junto a sus compañeros el tanto de la sentencia.

 

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