El Lexcotrans es un equipo que combina juventud y veteranía y que se mueve al son que marca su líder, Eduardo Enfedaque, antiguo delantero que con el paso de los años ha ido retrocediendo su posición hasta reconvertirse en un defensa. Desde su nueva ubicación y escoltado por su compañero Javier Guajardo, dirige el juego con el margen y la perspectiva que no tendría en el centro del campo. Ambos se colocan bien y ante ataques frontales y directos no tienen dificultades en salir al corte. Sufren algo más en situaciones de contragolpe y en partidos de ida y vuelta. En cuanto a la construcción, sacan la pelota jugada mediante las entregas al distribuidor Marco García y los corredores interiores que generan los ofrecimientos al pie de los interiores y los puntas.

Marco García (dorsal 20) es la referencia en el centro del campo. Todo el juego elaborado del Lexcotrans pasa por él. Si el rival no le atosiga, distribuye con parsimonia a su antojo con cambios de orientación, envíos en largo y también apoyos en corto. Otra cosa es cuando siente el agobio de la presión. Entonces se orilla a un costado buscando su espacio para seguir sirviendo de apoyo a sus compañeros. 

Los biorritmos se aceleran en la zona de vanguardia con el nervio que le imprime la dupla de delanteros formada por David Guerrero y Jonatan López. Ambos derrochan energía en la presión, no paran de moverse arriba buscando la espalda a la defensa rival y abajo ofreciéndose en corto para sacar la pelota jugada.

Dos flaquezas asoman en el horizonte del Lexcotrans. La primera se refiere a la aparente falta de fuelle en cuanto el ritmo de juego se acelera o los partidos se convierten en un ida y vuelta. La segunda puede aparecer por la gran cantidad de tarjetas que acumulan sus jugadores, algo que les acabará acarreando bajas por partidos de suspensión. Si al menos las amonestaciones se debiesen a faltas tácticas para cortar el ritmo a los rivales, podría hacerse lectura positiva de tal circunstancia, pero parece que la mayoría se deben a su tendencia a las protestas a los árbitros.