Espiral de desencanto

Nuevo tropiezo para hacérselo mirar

Un atacante de La Taberna de Chipi desborda a Kike por la parte izquierda antes de superar a Arrébola.

 

La Taberna de Chipi  5   

Víctor; Pina, Marcuello, Rubén, Dani (Esteso, 70); Mainar (Mayayo, 60), Río, Saúl, Esteban (Jorge, 70), Arturo (Miguel, 50), Vladimir.

Athletic Rompeolas   1  

Javi; Kike (Joaquín, 50), Arrébola, Manu (Ernesto, 45), José Antonio; Julio, Jordi (Ángel, 70), Adrián, Coke, Posadas, Dani Héctor, 40).

 

Goles: 1-0, min. 15: Saúl. 2-0, min. 25: Arturo. 3-0, min. 52: Vladimir. 3-1, min 59: Coke. 4-1, min. 65: Esteban. 5-1, min. 67: Miguel.

Árbitro: Francisco Miguel Romeo. Mostró cartulinas amarillas a los locales Rubén, Esteban, Vladimir y Saúl, y a los visitantes Julio y Posadas.

Incidencias: Partido de la séptima jornada de Segunda Preferente de Laboral. Mañana nublada con agradable temperatura. El futbolista del Athletic Rompeolas Jordi sufrió durante el segundo tiempo una fuerte entrada por detrás y se resintió de su reciente lesión en un tobillo. Además, José Antonio tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 73, (dejando a su equipo con 10 jugadores) a causa del intenso dolor que padece desde el partido disputado en La Cartuja.

 

TORRE RAMONA.  El Athletic Rompeolas volvió a ofrecer una pobre imagen y salió goleado frente a La Taberna de Chipi (5-1), en lo que supone ya la tercera derrota de la temporada, segunda consecutiva, que lo deja cuarto por la cola. Poco queda ya de ese prometedor arranque liguero en el que los de Kike sorprendieron con un juego vistoso y una seguridad defensiva inusual. El equipo ha encallado en una barrera de defectos y vicios y no encuentra la manera de volver a navegar.

El Rompeolas trata de gustarse en el campo, pero no seduce a nadie con sus errores en los pases, su defensa blandita, su repliegue lento, su obstinación por convertir el centro del campo en un embudo y sus escasos movimientos sin balón en ataque. En manos de La Taberna de Chipi fue un juguete roto que solo había que destripar. Los de Kike presentaron una alineación cogida con alfileres (José Antonio y Arrébola, tocados, y Manu, perjudicado) y sufrieron de lo lindo con las pifias en las entregas y los balones a la espalda de la zaga. Todo pudo haber sido diferente si Dani hubiese resuelto con acierto la primera jugada del partido tras recibir un pase largo de Posadas que lo dejó solo delante del portero.

Si desafortunado estuvo en esta ocasión el ariete del Rompeolas, no le fue a la zaga el árbitro de la contienda, que coleccionó pifias durante todo el partido y cargó muy pronto con tarjetas amarillas -castigo excesivo para lo que hicieron- al local Rubén y al visitante Julio.

Dada la dejadez defensiva del Rompeolas, el 1-0 cayó de maduro al cuarto de hora de partido, cuando un balón en largo para el extremo Saúl pilló desprevenido a Kike, que no acertó a despejar. Aun así se rehizo y tanto a él como a Arrébola les dio tiempo de presenciar en primera fila cómo el veloz extremo de La Taberna de Chipi, con su interior -a capricho-  enviaba tranquilamente la pelota lejos de un estático Javi tras golpear en un palo.

La lata, de nuevo abierta. Es el cuarto partido consecutivo en el que los de Kike encajan al menos un gol. A cada cual más frustrante. El 1-0 trajo minutos de toma y daca. El Rompeolas se resistía a verse condenado tan pronto y se revolvía con ataques a trompicones, intentos que eran respondidos por rápidos contragolpes de La Taberna de Chipi, que ya tenía el partido donde quería. Solo tenía que seguir azuzando la salida desordenada de los naranjas para pillarlos desprevenidos. Así sucedió solo diez minutos después. Esteban, por el otro flanco descubierto, hizo lo que quiso con Arrébola y tras apurar la línea de fondo sirvió un pase de gol a Arturo, que libre de marca hizo el 2-0.

El caos se apoderó de los visitantes, que ya erraban hasta en los despejes. Los balones divididos siempre eran para los de verde y los marcajes se hacían con la vista. O ni eso. La contundencia en el juego aéreo también languideció en esta ocasión y Esteban estuvo a punto de cerrar el primer tiempo con un redondo 3-0 tras aprovecharse de la empanada compartida entre José Antonio y Manu. Pero en esa ocasión Javi repelió el lanzamiento enviando a saque de esquina.

Las malas sensaciones no acabaron con la llegada del descanso, sino que prosiguieron con la lesión de Jordi, que en el minuto 50 sufrió una dura entrada por detrás y resistió como pudo sobre el terreno de juego hasta que en el min. 70 no pudo más y fue sustituido por un Ángel remiso a relevar a su compañero porque «es muy jodido entrar yendo 4-1”.

Por entonces el drama ya estaba servido y la esperanza suscitada tras las entradas de Héctor y Joaquín -mayor velocidad en la distribución de la pelota- y el recambio de Manu por Ernesto ya se había desvanecido, en parte por el desacierto delante de Río, central en el primer tiempo y portero en el segundo-, en parte porque La Taberna de Chipi no dejaba de explotar las carencias del Rompeolas. En el minuto 52 Esteban desarboló nuevamente a la impotente zaga visitante, y calcó el envío a Arturo, que volvió a mostrarse inmisericorde con la desatención de su marcaje, 3-0.

Con todo perdido, el Rompeolas emitió una señal de vida. Coke desenfundó su arte en un lanzamiento de falta a cinco metros del pico del área que colocó en la escuadra derecha del portero Río. Este es el momento… o casi:

Este tanto es sintomático. No solo es una exhibición del guante que Coke conserva en su pie derecho, sino que alumbra una virtud y una desgracia: Los cuatro últimos goles que ha logrado el Rompeolas han sido a balón parado (añádanse los tres logrados frente al Bar Bierzo 2). El pozo de las ideas -las jugadas elaboradas- se ha secado y solo la estrategia ofrece algo de rendimiento.

El 3-1 revitalizó durante cinco minutos las interconexiones entre Adrián, Héctor, Posadas, Jordi y Coke -ramillete de magos geniales en solitario, que de momento no mezclan bien- y el partido pareció encaminarse a otro final emocionante. De hecho así estuvo apunto de suceder solo dos minutos después, cuando primero Coke, luego Adrián, Jordi y por último Posadas remataron a puerta contra una nube de defensores que protegieron con su cuerpo el portal de Río.

La ilusión quedó en eso. Al contragolpe, Esteban ganó la partida a un maltrecho Jordi y delante de Javi se inventó una vaselina inalcanzable, recurso en el que luego reincidió Miguel para hacer el definitivo 5-1. El Athletic Rompeolas no dejó de intentarlo y resistió como pudo sufriendo incluso la baja de José Antonio, que no pudo resistir el dolor en su empeine izquierdo y tuvo que retirarse antes de tiempo.

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