Café Olé 2 Athletic Rompeolas 3
Paso determinante para la salvación
El Rompeolas derrota de forma agónica al Café Olé con goles de Santi Mur, José Antonio y David Soriano y encara con mayor tranquilidad los próximos duelos frente a los dos colíderes Olímpico Torrero y Garrapinillos
Café Olé 2
Raúl Bernad; Jesús Angel Burillo, Rubén Carrión, José Manuel Mesa, Igor González, Raúl Pablo Gormaz, Jorge Terrado, Daniel Pablo Gormaz, Óscar Gil (Juan Carlos Arranz, 69), Daniel Botaya, Christian Modrego.
Athletic Rompeolas 3
Javier Chivite, Sierra, David González, José Antonio, Jordi (Ángel, 74); David Soriano, Juan, Kike (Mario Lafuente, 41), Joaquín; Posadas, Santi Mur.
Goles: 0-1, min. 17: Santi Mur, de cabeza. 1-1, min. 22: Christian Modrego, de vaselina. 1-2, min. 60: José Antonio. 2-2, min. 71: Daniel Botaya. 2-3, min. 75: David Soriano.
Árbitro: López Sánchez. Mostró cartulinas amarillas a los locales Christian Modrego, José Manuel Mesa y Raúl Pablo Gormaz y a los visitantes Sierra, José Antonio y Jordi.
Incidencias: Mañana soleada y temperatura agradable. El Rompeolas lució esta vez su uniforme blanco y negro por coincidencia del avispa con la indumentaria local y vio cómo debutaba bajo los palos Javier Chivite, quien afronta así su segunda etapa en el equipo. Acudieron a presenciar el encuentro y almorzar Iñaki, Visiedo, Jesús y los también históricos César y Alfonso. En la convocatoria de los visitantes, de sólo trece efectivos, faltaron por distintos motivos Rober, José Manuel, Dennis, Dioni, Pabo, Dani Laparra, Ernesto y Alberto, además del desaparecido Dani López.
SAN JOSÉ. El Athletic Rompeolas ha podido dar esta mañana un paso determinante para certificar su continuidad una temporada más en la Laboral Segunda Preferente después de derrotar a domicilio y con muchos apuros al Café Olé por 2-3 con tantos de Santi Mur, José Antonio y David Soriano.
Los tres puntos en juego en el campo de San José eran más importantes de lo que podía parecer entre dos rivales directos por ganarse el derecho a un final de liga tranquilo. Con el precedente del empate a uno de la primera vuelta y atendiendo a la línea descendente que viene describiendo el cuadro cafetero, con tres derrotas consecutivas, el conjunto de Kike debía evitar el tropiezo a toda costa para no quedarse a dos partidos del descenso con los dos mihuras (Olímpico Torrero y Veteranos Garrapinillos) a la vuelta de la esquina.
Pero no era el mejor día para grandes exigencias porque los visitantes acumulaban numerosas bajas en todas sus líneas y hasta tres jugadores de la partida lo fueron pese a presentar molestias físicas serias. Eso, unido al hecho de jugar en un campo que se siempre se acaba haciendo muy grande, un adversario con un ataque letal y las últimas salidas saldadas con derrotas dolorosas frente al Mortis (2-1) e Interspor Leciñena (5-2) alimentaban el pesimismo.
Regresó Javier Chivite a la inestable portería del Rompeolas (hasta cinco porteros se han colocando ya bajo los palos hasta la jornada 19), año y pico después del anuncio de su retirada. Y lo hizo como si nada. Como si nunca se hubiese ido. A nadie le extrañó por tanto su pose hierática cuando el ariete del Olé Christian Modrego estampó el esférico contra el larguero después de pillar a contrapié al Rompeolas por una pérdida de Posadas en el centro del campo.
Fue el primer aviso, el primer susto serio. El Rompeolas estaba advertido de la peligrosidad de los contragolpes locales, de partirse en dos y enfangarse en un juego de ida y vuelta que para nada le convenía. Todo el mundo debía ocupar su sitio y no perderlo en ningún momento o aparecerían los problemas. Para ello lo que debía moverse era el balón, como así ocurrió en cuanto Posadas y David Soriano lograron trenzar varias paredes por el centro que hasta en tres ocasiones acabaron en sorprendentes incursiones por la banda derecha de un Kike al borde de la lesión muscular aprovechando la manifiesta debilidad del lateral izquierdo rival. En una de ellas, el centro que buscaba a Santi Mur, fue repelido por el portero local y el balón suelto fue rematado por Juan como buenamente pudo, o sea, regular.
Pese a las dudas iniciales, alimentadas especialmente por las carreras de Daniel Pablo (24) a la espalda de Jordi, el Rompeolas volvió a ofrecer su mejor cara en el inicio del partido y acumuló como suele varias opciones para adelantarse en el marcador. Posadas reclamó penalti cuando su centro lateral al borde del área impactó en un brazo despegado de Rubén Carrión, pero el árbitro se limitó a señalar saque de esquina.
De la esquina precisamente vino la mejor ocasión blanquinegra con un doble remate al larguero, primero con un cabezazo de Kike y seguido con el disparo de Joaquín al travesaño. El gol se estaba fraguando y acabó llegando en el minuto 17 por la banda derecha. Kike, convertido en extremo, puso un centro medido en la cabeza de Santi Mur, que en el área pequeña remató a la red. Su sexto tanto de la temporada y el cuarto en las últimas cuatro jornadas.
De la euforia se pasó sin solución de continuidad a la depresión. El Rompeolas creía estar pillando al contragolpe a su adversario y lo que consiguió cuando Posadas perdió el balón jugándose un caño en zona de tres cuartos fue que cazaran a medio equipo suyo fuera de sitio -el mantra del sitio-. Christian Modrego burló la vigilancia de los dos centrales blanquinegros y ante la salida de Javier Chivite envió una vaselina inapelable a la red. Era el 1-1 y también era el aviso de que al mínimo desliz el conjunto local soltaría otro zarpazo.
El Rompeolas resistió como pudo hasta el descanso con Kike ya pidiendo el cambio desde el minuto 27. De vuelta de los vestuarios, con Mario como interior y Sierra de lateral, los blanquinegros aparecieron con el gotero puesto. Encerrados en su propio campo y sin resuello para discutir la posesión en el centro del campo, estaban a merced del Café Olé. Un tiro de Daniel Pablo que no atajó Chivite brindó la ocasión a Modrego de hacer el segundo, pero no estuvo presto en el remate. Los visitantes se encerraron aún mas cometiendo faltas cerca de su área por llegar tarde. El árbitro, impasible ante la reiteración de faltas de los locales durante el primer tiempo, entonces sí sacó a pasear su cartulina amarilla por aquí y por allá por cuestiones más de torpeza de sus protagonistas. Una enganchada por no soltar el balón de Sierra, una protesta de Modrego… Como López Sánchez se animó, la ocasión hacía muchos minutos que lo reclamaba, también fueron amonestados José Manuel Mesa, Jordi, Raúl Pablo y José Antonio, que como las colecciona, no contento con una se pudo llevar otra (ya lleva siete).
Entre tanto castigo tardío, Christian Modrego se quedó solo tras un regalo increíble de la zaga del Rompeolas por no despejar como se debe, pero su remate fue impropio de su calidad. Nada hacía presagiar por tanto que en el minuto 60 y a balón parado un triple remate acabara siendo motivo de celebración de los visitantes. Posadas y Joaquín vieron abortados sus intentos de tiro hasta que José Antonio, misionero del gol más dado a predicar subiendo al remate que guardando la portería propia, recogió el rechazo al borde del área y con su pierna zurda envió seco a la red. 1-2.
Tan fácil como vino se marchó la ventaja. El Café Olé siguió atacando pero la igualada sólo llegó tras el show de Jordi, genial u obtuso según los días. Protegía un balón y acabó en el suelo reteniendo el balón. Reclamó falta no concedida por el árbitro, quien hizo se levantase, siguió cubriendo el balón y recibió falta de un jugador del Olé, lo que hizo que elevara sus protestas. Además de perder el balón perdió el juicio y cuando el esférico volvió por sus lares lo mandó a tomar viento a saque de esquina en contra nada menos, como el niño que pega un puñetazo encima de la mesa y tira el tablero de juego y las fichas de sus compañeros. Es mi Scattergories y me lo llevo. Punto. A resultas de ese córner, en el que se oyó la desesperada voz de Mario reclamando ayuda porque tenía tres rivales para marcar, Daniel Botaya remató de cabeza a la red insultantemente sólo ante los exabruptos y los cagüentodoses del banquillo del Rompeolas por regalar de esa manera tan estúpida el empate.
Jordi tuvo que ser sustituido porque seguía fuera de sí. Salió Ángel a poner algo de cordura y acto seguido una falta botada por Joaquín se la tragó de manera impropia un defensor local (por algo el Olé es el segundo equipo más goleado de Segunda Preferente) y en el segundo palo David Soriano recogió el regalo y condujo al Rompeolas a la euforia más absoluta, 2-3.
Aun hubo tiempo para una última aparición estelar de Christian Modrego que se marchó de cuantos le salieron al paso por la banda derecha (izquierda del Rompeolas) como si hubiese activado un DRS propio y, tarascadas incluidas, se plantó solo ante Javi Chivite. La escena pedía la gloria para el ariete local, pero su tiro se marchó fuera.
En los últimos minutos el Rompeolas resistió bien las acometidas del Olé. Mario y Ángel aportaron dosis de acierto para mantener el balón en el campo del rival y Santi Mur y Posadas corrieron a los espacios para desahogar a su equipo. El empate no era nada malo, pero el triunfo, por imprevisto y agónico, aún supo mejor.