Bar Estudiantil 4 Athletic Rompeolas 1

Demasiado por mejorar

El Athletic Rompeolas se adelanta y ofrece 25 buenos minutos pero luego se desinfla y acaba goleado

El Estudiantil aprovecha el bajón de los naranjas y la no señalización con 3-1 de un penalti a Posadas que pudo significar la segunda amarilla de su central Cerro

José Antonio traba a Olivas en el segundo tiempo.

José Antonio, central del Rompeolas, zancadillea a Olivas en el segundo tiempo.

 

Bar Estudiantil         4 

Edu; Gabriel, Peralta, Navas, Ferrer (García, 50); Casorrán, Cerro, Argachal (Olivas, 52), Palos, Borja y Lorenzo.

Athletic Rompeolas 1

Pablo; Ernesto, Arrébola, José Antonio (Dani Laparra, 76), Kike; Julio, David, Abdel (Ángel, 65), Joaquín; Posadas, Dani.

Goles: 0-1, min. 6: Dani. 1-1, min. 28: Lorenzo. 2-1, min. 32: Lorenzo. 3-1, min 37: Borja. 4-1, min. 67: Borja.

Árbitro: Omar Ben-Ammed. Mostró cartulinas amarillas a los locales Casorrán, Cerro y Argachal, y a los visitantes Julio y José Antonio.

Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la Segunda Preferente del fútbol laboral zaragozano. Mañana soleada y calor. En el Rompeolas debutó Abdel y presenció el partido desde el banquillo el italiano Augusto, próximo refuerzo de los naranjas.

 

LA CARTUJA. Pintan bastos en el comienzo de la temporada del Athletic Rompeolas. Frente a un rival de su liga como el Bar Estudiantil, con un resultado favorable de inicio tras 25 minutos aceptables, los de Kike se vinieron abajo mostrando una fragilidad preocupante y enfilaron la senda del padecimiento de la que seguramente le costará salir.

El desplome alumbró las debilidades de un equipo con ausencias en la zona de creación que llegaba muy justo al primer partido. El resultado positivo de hace sólo siete días frente al mismo adversario en un partido amistoso ya parecía circunstancial, pero tampoco era de prever tal derrumbe incontrolado.

Dani celebra el 1-0 tras sortear la salida de Eduardo y empujar el balón a la red a placer.

Dani celebra el 1-0 tras sortear la salida de Eduardo y empujar el balón a la red a placer.

Menos después del 0-1 obra de Dani en el minuto 6, con el que el delantero naranja culminaba un contragolpe por el centro salvando la salida del portero local Edu tras un pase picado de David González. El zarpazo del ariete naranja fue secundado por una defensa asentada que cortaba sin problemas los ataques del Estudiantil. Arrébola y José Antonio se mostraban atentos y serios en los marcajes y Ernesto destacaba por anticipación y contundencia.

Los ataques con más criterio partían de las botas de Posadas, empeñado en bajar la pelota al suelo y desequilibrar por el centro con sus regates. Dani, fino en su reaparición, pudo poner tierra de por medio con un remate en carrera después de recibir otra asistencia por el centro de un aventurado Arrébola, pero su chut salió ligeramente desviado. Como su siguiente intentona, cuando con un disparo lejano quiso sorprender a un Eduardo adelantado.

Pero el paso de los minutos comenzó a dibujar un panorama sombrío. El equipo de Kike cada vez tardaba más en salir de sus dominios y perdía la pelota con facilidad. El Bar Estudiantil seguía buscando el empate de forma rudimentaria con desplazamientos largos de sus centrales que no dificultaban ni Posadas ni Dani con una mínima presión. La simpleza de esas intentonas bastó sin embargo para poner en aprietos a la zaga del Rompe, que cada vez se quedaba más enganchada atrás. Sus despejes empezaron a ser erráticos y el Bar explotaba las segundas jugadas. Tras una pérdida del balón en el centro del campo, Lorenzo, en posición legal por la tardanza de Kike en el achique defensivo, recibió un pase interior a la espalda de José Antonio y cruzó a gol ante la salida de Pablo.

Arganchal y el resto de sus compañeros celebran el tanto del empate. Joaquín, mientras, muestra su pesar.

Lorenzo y el resto de sus compañeros celebran el tanto del empate. Mientras, Joaquín y los suyos muestra su pesar.

Durante los peores minutos del encuentro, ese pasaje de los horrores que fue del minuto 28 hasta el descanso, el Rompeolas se mostró frágil en defensa y obtuso en la salida de la pelota, con un repertorio de pretendidos pases que más bien fueron un quitarse de encima la pelota sabiendo de antemano que era para perderla.

Una de las máximas que rigen en el fútbol de batalla es «no le controles el balón a tu rival», pues más vale un despeje sin contemplaciones que regalar un esférico domado. Abdel incumplió la norma dejando una pelota suelta en el centro del campo después de bajarla al suelo y hacer varios recortes sin destino claro. Lorenzo recogió el regalo y avanzó con decisión por el centro sorteando la defensa de Arrébola. Antes de que Kike llegase en la ayuda, disparó desde el borde del área a media altura y sorprendió a Pablo, 2-1.

Argachal no se lo piensa dos veces y chuta en carrera para hacer el 2-1.

Lorenzo no se lo piensa dos veces y chuta en carrera para hacer el 2-1. 

El Rompeolas, sumido en el caos, era incapaz de coger aire y salir de su cueva, lo que fue aprovechado por el cuadro local para seguir asediando su portería. Argachal centró por la derecha, Pablo midió mal la salida, lo que por estos lares comienza a conocerse como una Iruretada, y dejó la pelota a los pies de Borja, que mandó su disparo al palo. El portero del Rompeolas saltó felino sobre el balón suelto pero no fue capaz de atraparlo y el sainete acabó con otro remate de Borja despejado por el portero saltimbanqui.

La plasticidad de la estirada de Pablo sirvió de poco pues la pelota quedó suelta.

Pablo se estira para intentar atrapar la pelota.

No pasó mucha pena el delantero local porque en la siguiente acción, tras una discutible falta de Ernesto junto al pico derecho del área, su lanzamiento tocó en la barrera y se coló en el portal del Rompeolas, 3-1.

En el descanso los de Kike lamentaron el desmoronamiento y salieron con nuevos bríos para tratar de revertir la situación. No sólo era perder un partido, el primero, era el mazazo de arruinar un buen partido en quince minutos nefastos y el dejar casi imposible el ‘golaveraje’ particular con un rival directo.

El curso del partido pudo cambiar en el minuto 43 cuando Posadas se adentró en el área con el esférico cosido a su bota derecha y recibió la tarascada de Cerro, que en el primer tiempo ya había visto la cartulina amarilla. El delantero del Rompeolas optó por apurar la jugada y chutó, pero Eduardo anduvo bien de reflejos y atajó la pelota. De haberse caído dentro del área, Posadas habría dado más pie a señalar penalti y quizá la segunda amarilla del jugador local.

Pero al final el segundo tiempo sólo sirvió para aumentar la sensación de impotencia de los visitantes, que apenas inquietaron a Eduardo. Los avances del Rompeolas morían en envíos en largo sin criterio, aventuras en solitario, pases que se daban sabiendo de antemano que no llegarían a su destinatario y balones colgados a los que no acudía ningún rematador.

Borja redondea el triunfo local con el cuarto tanto. Mientras, Pablo, se duele en el suelo.

Lorenzo estuvo a punto de lograr el cuarto, pero fue Borja el que aprovechó otra confusa acción de Pablo para remachar el triunfo por 4-1. En los minutos finales Joaquín pudo maquillar la derrota con un lanzamiento con rosca y José Antonio tuvo que retirarse lesionado por un pinchazo.

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