Final feliz tras un año de tortura

Fútbol laboral Zaragoza.

El Athletic Rompeolas protagoniza una meritoria remontada y acaba en undécima posición con 29 puntos, uno por encima del descenso.

Clasificación final de la Laboral Segunda Preferente 2014/2015

Clasificación final de la Laboral Segunda Preferente 2014/2015

     Dicen que lo bonito de una competición es llegar a la parte final con algo en juego, pero lo que ha tenido que sufrir el Athletic Rompeolas durante esta temporada en la segunda categoría del fútbol laboral es para no querer vivir ya más emociones en mucho tiempo. Primero, la condena de sufrir 10 derrotas consecutivas. Los tropiezos se fueron sucediendo uno tras otro. Abundaron las cabezas agachadas, las miradas perdidas y los silencios incómodos. Y, cada jornada, un carro de goles encajados. La vía de agua se hizo boquete y bien pudo haber partido el casco en dos. Habría sido lo normal.

     El club había quedado tocado en verano tras sufrir varias bajas sensibles. El triste tramo final de la temporada anterior estaba detrás de esa crisis. El ambiente generado entonces no fue el más propicio para aunar voluntades y a finales del mes de agosto la situación pasó a ser grave. Llegaron los primeros amistosos y hubo muchos problemas para completar las convocatorias. Como se pudo, se salvaron esos compromisos, incluso alineando a jugadores ocasionales que no iban a formar parte del equipo.

      Finalmente, el Athetic Rompeolas conformó una plantilla suficiente en número de efectivos, pero arrancó la competición con un equipo sin conjuntar. El fuego real se lo llevó por delante. Muchas caras nuevas y algunos veteranos forzados a asumir responsabilidades excesivas por las entonces todavía numerosas ausencias. Las lesiones de Alberto y Julio agravaron el problema. Gran despiste general.

Los apuros defensivos fueron una constante durante la primera vuelta.

Los apuros defensivos fueron una constante durante la primera vuelta.

      Hubo partidos en los que más o menos se mantuvo el tipo y otros en los que las derrotas se fraguaron en los cinco primeros minutos. En todos ellos se pudo constatar una alarmante endeblez defensiva que arruinó los pequeños progresos que se apreciaban en el juego de elaboración. Jordi, nada más tocar su primer balón, y Joaquín, algunos partidos después, dejaron constancia de su notable potencial ofensivo. Y la siempre fructífera aportación de Coke, que había regresado para aportar su talento. Pero, con todo y con eso, en la décima jornada el Rompeolas era último con 0 puntos y 34 goles encajados (3,4 goles por partido). Por entonces, el enfermo tenía muy mala pinta. No había signos de mejora y la desventaja respecto a los rivales parecía ya insalvable. Pese a todo, nunca se percibió un proceso de descomposición.

De cerca o de lejos, el equipo no ofrecía buenas impresiones

De cerca o de lejos, el equipo no ofrecía buenas impresiones

    En medio del desastre, Pablo, un jugador que llegó como portero suplente, se destapó como un baluarte en el centro del campo. Justo allí donde faltaban oxígeno, piernas y contundencia él aportaba fuerza, derroche físico y mucho ánimo. Encima, recogió una perla leonesa en el camino, Adrián, rebautizado como Isco, que años atrás ya había asombrado a todos en un par de entrenamientos en el extinto y glorioso MAFS 97

     Ello, unido al regreso de Alberto, que decidió volver a jugar pese a arrastrar una latosa lesión en el tendón de Aquiles, y al asentamiento como centrales de José Antonio y Arrébola (olvidada ya la alocada aventura como director de juego de este último), contribuyeron a darle empaque al equipo. Kike exprimió su remendado tendón de Aquiles y Raúl castigó su tobillo maltrecho cuando fue necesario; Julio regresó a toda prisa de su lesión convertido en un sacrificado lateral; Jesús ayudó desde la banda, Iñaki, apoyándose en Visiedo, volvió a vivir la angustia de los banquillos y David Asensio, el delegado a distancia, siempre mantuvo la fe y no paró de dar ánimos. No hubo llamado, pero todos acudieron al rescate para dar la batalla final.

   La autopista que hasta entonces se habían encontrado los rivales camino del marco defendido por Javi y Dani se convirtió en una estrecha carretera comarcal por la que costaba mucho transitar. Las ocasiones de peligro se redujeron considerablemente y la sangría de goles en contra se redujo drásticamente. De los referidos 3,4 goles por partido en la jornada 10 se pasó a los 1,3 goles por partido en las 10 jornadas siguientes (2,35 goles encajados de media en la jornada 20). Contundencia atrás y abundante caudal ofensivo: las victorias fueron cayendo por su propio peso. Al equipo solo le hacían falta unos cimientos, a los que con el paso de las semanas se sumó Orcajo, a cada jornada un poco más entonado (suyo fue el gol del primer triunfo, génesis de la remontada).

     Al mismo tiempo, varios adversarios flaquearon y vieron cómo jornada a jornada, el colchón con el que contaban iba reduciendo su grosor. En los momentos decisivos, el compromiso del grupo, las genialidades individuales y los errores de los rivales contribuyeron al milagro. Para el recuerdo han de quedar también los gestos de Mario acudiendo a jugar a Calatayud a toda prisa tras una noche completa de trabajo, de Chema, jugando en Garrapinillos pese a no estar en condiciones; de Dani Laparra, que defendió el arco del Rompeolas con una rotura de fibras; de Dani López que forzó su espalda para que no faltase una referencia atacante (9 goles y la de ocasiones que tuvo); y David, Ernesto y Ángel que asumieron con deportividad el contar con menos minutos que el resto.

El triunfo frente al Café Olé Fútbol (0-3) supuso la salvación matemática en la penúltima jornada.

El triunfo frente al Café Olé Fútbol (0-3) supuso la salvación matemática en la penúltima jornada.

   A nadie se le escapa que pese al gran mérito adquirido para salvarse, el Athletic Rompeolas (29 puntos) se ha quedado a un punto del descenso, en donde ha quedado atrapado con 28 puntos el Artideco, sancionado con 3 puntos menos (4 si sumamos el empate que había logrado) por alineación indebida.

     Siempre se podrá pensar que en la última jornada los azulones no se exprimieron al máximo porque ya no se jugaban nada, pero da una idea de lo apurado que les ha ido. Que sirva para concienciarse. No se puede regalar tanta ventaja al principio. No siempre se dan reacciones como la suya y pocas veces los rivales cometen torpezas así. Que todo esto no se olvide.

 

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