Athletic Rompeolas 4 Intersport Leciñena 3

Crecidos en medio del descontrol

El Rompeolas apurará sus opciones mínimas de ascenso tras vencer al Leciñena en un partido loco de ida y vuelta

Dani, en su feliz regreso, y el visitante Ispas, una pesadilla para la zaga local, marcan a pares

Dani hace un gesto de reverencia a Héctor tras lograr éste el cuarto tanto del Rompeolas a pase suyo.

 

Athletic Rompeolas      4

Javi; Sierra, José Antonio, Mario (Sancho, 51), Joaquín; Pablo, David González, Augusto, Héctor; Posadas, Dani (Ángel, 74).

Intersport Leciñena      3

Enrique Escanero; Javier Murillo, Carlos Murillo (José Escanero, 55), Montesa, Guiu (Gracia, 65); Bolea, Albero (Giménez, 55), Valverde, José Murillo; Constantin (Jesús Murillo, 62), Ispas.

Goles: 1-0, min. 2: Joaquín, de falta. 2-0, min. 4: Dani. 2-1, min. 12: Montesa, de cabeza. 2-2, min. 25: Ispas. 3-2, min. 28: Dani. 4-2 min. 63: Héctor. 4-3, min. 70: Ispas.

Árbitro: Luis Belsué. Mostró cartulinas amarillas a los locales Pablo y Sierra y al visitante Carlos Murillo.

Incidencias: Mañana soleada y fría por el cierzo. El Athletic Rompeolas estrenó su nueva sudadera. En el vestuario también se repartió una camiseta gris con el escudo del club bordado. Julio, todavía lastimado, se vistió pero no llegó a saltar al terreno de juego. Acudieron a presenciar el encuentro Iñaki, Chichín y Visiedo.

GARCÍA TRAID. El Athletic Rompeolas se aseguró de forma matemática la cuarta plaza en la clasificación tras lograr frente al Intersport Leciñena (4-3) su decimocuarto triunfo de la temporada en un partido fuera de control, un alocado intercambio de golpes de irse a la lona en el que acabó saliendo victorioso.

Lejos del patrón de equipo rocoso que acostumbra a santificar el 1-0 (una conducta que esta campaña lo ha llevado a acariciar la gloria, no se olvide), los de naranja jugaron a lo que su rival quiso, una ruleta rusa de la que pudo salir mal parado. Jugó mucho y bien durante el primer tiempo y a los cuatro minutos ya ganaba por 2-0, pero una pifia a balón parado despertó a los visitantes. Luego entró al trapo de los ataques de ida vuelta y el encuentro se desbocó sin remedio.

Los leciñenenses son un conjunto que destroza a sus rivales a dentelladas pero al que con frecuencia se lo acaban comiendo por los pies por la debilidad defensiva que manifiesta y porque ahora mismo carece de un portero que ofrezca unas mínimas garantías. Enrique Escanero, el mártir que se colocó bajo los palos de la portería visitante, vistió un uniforme aparente de guardameta, con su color amarillo fosforito y sus guantes, pero portero no es. Lo dijo Ángel desde el banquillo 30 segundos antes de que Joaquín lanzase una falta sin aparente peligro en el minuto 2 de partido. «Ese chico no es portero», dijo AL7. La misma sentencia que tantas veces se ha escuchado en el banquillo local y el adversario con guantes ha acabado saliendo internacional. Pero no, portero no era.

Joaquín envenenó una rosca aparentemente inocente y el balón botó delante de Escanero antes de escurrírsele entre las manos y acabar en la red. Un minuto antes un robo en la frontal del reaparecido Dani había dejado A Héctor con opciones de abrir el marcador, pero entonces sí el portero se mostró ágil en la salida y tapó bien el apurado toque del atacante local.

Sólo dos minutos después, Pablo robó la pelota en el centro del campo y se lo entregó a Posadas. Éste abrió a la banda izquierda y por allí apareció el rayo napolitano de Augusto, que apuró hasta el área y centró raso hacia Dani, quien había seguido la jugada y remachó el contragolpe eléctrico a las mallas. 2-0.

Dani, justo después de hacer el 2-0 tras un contragolpe electrizante encauzado por Augusto.  

Había que pellizcarse para creérselo. No era lo previsto. Que se lo pregunten si no a Jesús, a los mandos del banquillo del Rompeolas ante la ausencia de Kike. Había que verlo en el vestuario veinte minutos antes de comenzar barajando las fichas mientras tachaba mentalmente todos los garabatos de alineaciones que había ideado durante la semana. Coke y Rober no aparecen, Mario no llega…

El Athletic Rompeolas se jugaba seguir estirando la quimera del ascenso y mantener esa meritoria cuarta plaza, pero apenas sí sumaba once jugadores para saltar al campo. Julio, cojo desde la pasada jornada, volvió al coche a por la bolsa para sentarse en el banquillo. Pablo se quedó sin estrenar su nueva equipación de portero y recuperó el naranja y el negro. Mario acabó llegando a última hora y formó la pareja de centrales junto a José Antonio. Sierra en el lateral derecho y Joaquín reconvertido en un lateral de urgencia. Los cuatro tenían el reto de enfrentarse a una de las duplas de delanteros más peligrosas de la categoría: Ispas y Constantin, que en la primera vuelta y también en la pasada temporada hicieron diabluras.

Por delante, el pundonor de Pablo junto al de David González, casi nada. Augusto, más enchufado que nunca, por la izquierda. Y Héctor, escorado a la banda derecha como coartada para irse al centro. arriba, Posadas y Dani, con un gran interrogante sobre su cabeza. ¿Cómo se habría levantado esa mañana Danigol? Calentar, la verdad, es que calentó más bien poco. Pero ya desde el primer minuto de juego demostró estar bastante inspirado.

El Intersport Leciñena, por su parte, había salido con una empanada mental de consideración. Sus integrantes llegaron con el tiempo justo y apenas tuvieron tiempo para calentar. Y a los doce minutos ya caían por 2-0. La falta de entendimiento y las quejas entre ellos eran constantes.

Pero era muy extraño que todo fuera como la seda. El Rompeolas vive de retos y si no se encuentra uno se lo inventa. Tuvo que complicarse la vida. Despertó a la bestia. Corría el minuto 12 cuando en un saque de esquina Montesa apareció libre de marca en la verbena defensiva de los de naranja y remató a placer de cabeza, 2-1.

Quiso reaccionar rápido el cuadro local y sólo hizo que irse arriba. La endeble defensa rival también invitaba a ello.  Augusto se lanzó otra vez al contragolpe y sirvió un pase al espacio para Posadas, quien viniendo desde atrás acabó estrellando el balón en el larguero.

Ispas se deshace de Mario. El punta del Leciñena fue una pesadilla toda la mañana para el Rompeolas.

Los leciñenenses tenían claro que el camino más corto para llegar a la portería de Javi era enviando balones al espacio para Ispas, un delantero corpulento, potente y habilidoso que ya había hecho varias escabechinas en ocasiones anteriores. Había que se ser expeditivo en el marcaje, evitar los envíos en la medida de lo posible y hacer ayudas porque todas eran pocas.

Pero el ariete visitante creció y creció hasta hacerse imparable. En el minuto 24 recibió al borde del área, se dio la vuelta y avanzó hasta que fue derribado por Pablo. Penalti que él mismo se encargó de transformar no sin suspense, pues Javi adivinó el lado al que tirarse pero se le acabó escapando el balón. El Rompeolas había desperdiciado dos goles de ventaja en casa frente a un rival grogui… 2-2 y el miedo en el cuerpo.

El partido estaba roto pero al mismo tiempo se estaban viendo algunos de los mejores minutos de juego del Rompeolas. Combinaciones rápidas y precisas en el centro, fulgurantes salidas al contragolpe, incursiones por las bandas y constantes llegadas al marco contrario.

Ese despliegue ofensivo se sostenía en buena medida por el derroche físico de Pablo y David González frente a Albero y Bolea en el centro del campo. Particularmente notable fue el despliegue del 12 del Rompeolas, ese que vino como portero suplente y luego se destapó como un pulpo roba balones. En cada pelota dividida lleva su anatomía al límite. Eso le hace llegar a donde casi nadie llega. También a jugarse el tipo y a cometer faltas y ganarse tarjetas. Eso sí, siempre con nobleza y no pocas veces con candidez.

Sólo 4 minutos después del empate, José Antonio se sumó al ataque de manera temeraria. Debía volver a la zaga para vigilar a Constantin e Ispas tras subir a rematar pero decidió quedarse a vivir en el área del Leciñena. Bendita anarquía, pues tras un centro desde la izquierda, tocó el balón lo justo con la punta de su bota izquierda para que, tras una pifia del lateral izquierdo visitante, Dani recibiese sólo dentro del área y voleara a la red el 3-2.

 

José Antonio y Héctor celebran el segundo gol de Dani que ponía el 3-2.

Ya en el segundo tiempo Jesús dio entrada a Sancho en lugar de Mario, un cambio que le quemaba en las manos porque llevaba muchos minutos viendo la necesidad de asegurar la zaga con la velocidad de David González, otro valioso comodín que a cambio dejó su posición en el centro al recién ingresado. Pese a esta variación, el Rompeolas, sumido en la zozobra, dejó a Constantin una autopista por el centro en uno de esos adelantamientos de línea suicidas de José Antonio. El segundo punta del Leciñena se escapó solo y ante la salida de Javi intentó una vaselina que por centímetros se escapó por encima del larguero.

El Athletic Rompeolas se había subido a la vagoneta del tren de la bruja y a cada vuelta aparecían Ispas y compañía arreando unos sustos de muerte con la escoba. José Antonio salió muy blando al corte al borde del área y dejó solo a Valverde, quien no pudo hacer el 3-3 gracias a la rápida intervención de Javi.

Ispas amenaza nuevamente la portería de Javi a balón parado.

Los cambios de Murillo y Albero, primero, y luego de Constantin frenaron la sala de máquinas del Leciñena. Pese a ello, la amenaza de su dorsal 19 era constante. No cabía el menor despiste. En ataque, mientras, el Rompeolas parecía haberse olvidado de explotar la inseguridad de Escanero y sólo un tiro inocente de Posadas con su pierna izquierda recordó la necesidad de probar suerte.

Suerte precisamente sobró en el minuto 63, cuando Augusto se adueñó del balón de cabeza, se lo pasó por encima dándose la vuelta y tras valorar sus opciones cerca del área, abrió a la izquierda para Dani, quien centró con rosca al segundo palo. Allí Héctor conectó un remate muy extraño. El balón se elevó junto al palo y cuando bajó ya estaba allí el portero para no acertar a sacarla, 4-2.

Héctor hace la croqueta en el suelo junto a sus compañeros para celebrar su rocambolesco gol, el 4-2.

Huelga decir que de ahí al final el Rompeolas sólo vivió tranquilo unos minutos, los que brindó el juego de posesión fomentado por Sancho como pivote asociativo. Hasta que un clamoroso despiste en un saque de banda le permitió a Ispas recibir libre de marca dentro del área y fusilar el inquietante 4-3 que mantuvo la tensión hasta el pitido final.

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