Athletic Rompeolas 3 CD Porvenir 1

Ni un solo día de tranquilidad 

El Athletic Rompeolas derrota con sufrimiento al CD Porvenir después de irse al descanso con un rotundo 3-0

El primer triunfo en casa no sirve para escapar del descenso porque el resto de rivales también vencieron en sus encuentros

Guillermo, David Orcajo y Joaquín, jugadores del Rompeolas, achican los espacios dentro del área.

 

Athletic Rompeolas  3 

Pablo; Sierra (Guillermo, 55), José Antonio (David Orcajo, 55), David González, Joaquín; Juan (Dani, 41), Rober, Héctor, Jordi (Eduardo Peinado, 41), Joshua; Posadas (Ernesto, 57).

 

CD Porvenir              1

Fernando Penco; Martín Recio, Carlos Penco (David Lahoz, 22), Jesús Procas, José Casado; Carlos Gutiérrez, Ángel Vicente, Daniel Gómez (Jorge Lainez, 41), Sergio Mori (José Zamora, 41), Óscar Saenz (Raúl González, 41); Máximo Bolea.

Goles: 1-0, min. 15: Héctor. 2-0, min. 21: Posadas. 3-0, min. 25: Joshua, de penalti. 3-1, min. 59: Jorge Lainez.

Árbitro: Ignacio Asensio y Guajardo. Mostró tarjeta amarilla a los visitantes Ángel Vicente, David Lahoz y José Ignacio Casado.

Incidencias: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada, primera de la segunda vuelta, de la Laboral Segunda Preferente Zaragoza. Mañana húmeda por la lluvia caída la víspera. Cielo nublado. El Athletic Rompeolas realizó durante el transcurso del encuentro los cinco cambios que permite el reglamento, por lo que Ángel, sexto integrante del banquillo, no pudo saltar al terreno de juego.

GARCÍA TRAID. Podía haber sido la primera mañana feliz de la temporada en el García Traid, pero la angustia final dejó un poso de amargura. El Athletic Rompeolas logró el primer triunfo como local (jornada 14) derrotando por 3-1 al CD Porvenir tras darse en el primer tiempo un festín de buen juego, goles y ocasiones y acabar desarmado y desordenado, encerrado atrás y pidiendo la hora.

Con su cuarta victoria parecía dar un paso importante en sus aspiraciones de permanencia, pero luego conoció el resto de resultados y no pudo por más que respirar aliviado porque todos los implicados en el descenso también habían sumado los tres puntos.

Podía al menos haber puesto las cosas en su sitio con un rival directo (e inferior como quedó demostrado el pasado domingo), frente al que cayó en septiembre por 2-0, pero, en una competición que se presume tan igualada por abajo, acabó dejándose por el camino el balance goleador particular, que ahora queda empatado (3-3) a expensas del general.

No ocurrió nada de eso. Y nadie lo habría presagiado después de haber asistido durante los primeros 40 minutos a una exhibición de paredes, desbordes y remates frente a un rival superado. Los blanquinegros recordaron tiempos mejores de cuando la pelota no quemaba y el juego fluía en armonía. Kike reforzó la defensa colocando a un extremo como Joaquín y manteniendo a la pareja de centrales José Antonio y David González, ya muy asentada, además de a Sierra, esta vez en su costado bueno, el derecho. El centro del campo acumuló tres pivotes con Juan como sostén de dos galgos como Rober y Joshua y dos interiores delicatessen como Jordi y Héctor. Y, arriba, Posadas bastándose para desquiciar a los cuatro zagueros del CD Porvenir.

Héctor conduce el esférico en presencia del centrocampista del Porvenir Carlos Gutiérrez.

Parecía una apuesta arriesgada dejar a Dani, pichichi del equipo, en el banquillo en un día tan importante, pero la superioridad del Rompeolas acabó con el debate. Avisó muy pronto Posadas con una acción personal en la que recibió un pase de espaldas y tras darse la vuelta con pasmosa facilidad picó el balón por encima del portero pero su intento acabó saliendo por encima del larguero. El CD Porvenir fiaba su seguridad al fuera de juego y durante los primeros minutos le funcionó, pues el árbitro señaló todos los que se reclamaron, pero eso era jugar con fuego.

Al cuarto de hora, de nuevo Posadas recibió como un pivote de fútbol sala y asistió a Héctor, que dentro del área resolvió con maestría golpeando el esférico con el exterior de su pierna izquierda, 1-0.

Los locales dominaban el centro del campo y robaban pronto el esférico. A los 21 minutos, Héctor progresó por el costado izquierdo y a su centro al área no llegó Joshua, pero el Porvenir estaba tan roto que el balón acabó en el lado opuesto en los pies de Jordi, que como quien se da la vuelta en la cama, se marchó adiós muy buenas de su marcador, entró en el área regalando al personal una bicicleta y antes de salirse por la línea de fondo centró atrás, donde esperaba Posadas, al que le dio tiempo de rehacerse de un fallo estrepitoso y, al segundo intento, atinar con el portal de un cada vez más furioso Fernando Penco.

El Athletic Rompeolas bailaba por momentos a su adversario. Lejos quedaba aquel recuerdo del mes de septiembre en el que los blanquinegros, con la lengua fuera y mermados de efectivos, achicaban como podían los envíos del animoso ataque del Porvenir.

El CD Porvenir buscó la reacción con su principal arma, la de colgar balones frontales y cruzados, pero una zaga asentada  y las salidas de Pablo desbarataron sus intentos. También dio un paso adelante saltando a la presión en el centro del campo, pero los locales hicieron inútil su esfuerzo con paredes precisas. Sí se notó, en cambio, un bajón en el rendimiento del centro del campo local, que cada vez perdía el balón con mayor facilidad. Joshua intentó cosas fuera de su alcance y los de rojo merodearon el área con mayor frecuencia.

A los 25 minutos el Rompeolas pareció darle la puntilla al Porvenir: Posadas buscó otra vez a su compañero Héctor calcando la jugada del 1-0, pero esta vez Penco no consintió la copia y salió como un toro a por el zurdo del Rompeolas, que en el último momento se pasó el balón por detrás y fue arrollado por el guardameta visitante. Joshua agarró el balón y transformó la pena máxima con aplomo, 3-0.

La alegría que destilaban los locales al llegar a la caseta debió de generar algún tipo de efluvio psicotrópico en el ambiente. Partículas de suficiencia para un equipo que a esa hora seguía contra las cuerdas en la clasificación y al que le queda un largo camino por recorrer si quiere salvar la categoría.

Kike decidió retirar de una tacada a Jordi y Juan y dio entrada a Dani en punta y a Peinado en una banda. Rober y Joshua perdieron la referencia y el Rompeolas cedió el centro del campo. El CD Porvenir, que ya nada tenía que perder y sí mucho que cambiar, hizo tres sustituciones de golpe y se adueñó del juego.

Al menos, la zaga local seguía entera y repelía con orden y colocación los ataques visitantes. Hasta que en el minuto 55 Kike optó por retirar del terreno de juego a José Antonio y colocar en esa posición clave a Guillermo, zaguero novel hasta donde se sabía y hasta donde se vio.

Esa segunda decisión de calado provocó un desbarajuste tremendo en la defensa blanquinegra, que pasó a marcar con la mirada. Los atacantes del Porvenir, cada vez más sueltos y más animados, buscaban ahora sí la espalda de la irregular línea de cuatro mientras Guillermo buscaba su sitio y levantaba la mano reclamando fuera de juego cuando se veía superado.

Luego se supo que el propio José Antonio había solicitado ser sustituido por temor a ver la quinta tarjeta amarilla, que le habría impedido jugar en Calatayud la siguiente jornada. Si mal está saberse incapaz de contenerse en un partido resuelto, casi peor que quien ha de decidir no tenga claro que el partido importante era éste (frente a un rival directo) y no tanto el de la siguiente jornada ( y eso pese a que cualquier ocasión es buena para puntuar, que se lo digan al Dépor Bar Chema frente al Rayo Pinares, 2-1).

Con la salida del campo de Posadas, la luz se apagó definitivamente. El Rompeolas estaba partido en dos. Una defensa desordenada y, a lo lejos, cuatro buscavidas sin conexión ni retorno. Y, en medio de la nada, Rober, como un náufrago a la deriva, no encontraba el apoyo que sí le habría brindado Guillermo, que eso sí acostumbra a hacerlo de cine.

El tanto visitante era sólo cuestión de tiempo y de acumular llegadas. Una internada por la banda izquierda del Porvenir culminó con un centro raso al segundo palo, donde, cómo no, apareció libre de marca Jorge Lainez para recortar la distancia (3-1), meter el miedo el cuerpo y arruinar la ventaja en el balance goleador particular.

En la grada había pavor a recibir un segundo gol, anticipo de un derrumbe seguro. Máximo Bolea se sacó de la manga una volea desde muy lejos que casi sorprende a Pablo, que tocó lo justo para que la escuadra izquierda escupiera el lanzamiento.

Luego Lainez quiso redondear su mañana y a punto estuvo de lograr el segundo gol de su cuenta, pero su disparo lo sacó un inspirado Pablo, red de seguridad para un equipo que jugó todo el segundo tiempo en el alambre sin ninguna necesidad.

David González sale al corte de forma espectacular mientras Guillermo recula su posición.

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