Athletic Rompeolas 2 CD Veteranos Garrapinillos 0

La hazaña como hecho cotidiano

El Athletic Rompeolas  derrota al Veteranos Garrapinillos y se mantiene un punto por encima del descenso

Los blanquinegros resisten más de un cuarto de hora con 10 jugadores tras la nueva lesión de José Antonio e incluso desperdician un penalti

Posadas, bajo palio formado por los brazos de Joaquín y Héctor tras lograr el 2-0.

 

Athletic Rompeolas              2

Pablo; Ernesto, José Antonio, Guillermo (Mario Lafuente, 60), Sierra; Rober, Joshua, Héctor, Joaquín; Posadas, Ángel (Mario, 51).

CD Veteranos Garrapinillos 0

Sergio Blasco; Marco Celma, Iván Muñoz, Javier Pico, Néstor García; Javier Embid, José Mimbiela, Antonio Rico (Ángel Cabezón), Alberto Varea (Jerónimo, 51), Angel Cambra; José Cambra.

Goles: 1-0, min. 15: Héctor. 2-0, min. 42: Posadas.

Árbitro:  C. Martínez. Mostró cartulina amarilla al local Sierra y a los visitantes José Cambra, Alberto Varea y José Mimbiela.                                                                                                                                                                          

Incidencias: Decimonovena jornada de la Laboral Segunda Preferente. Mañana fresca de cielo parcialmente nublado y cierzo. Jesús estuvo de nuevo al frente del Rompeolas, mientras que el veterano Ángel ejerció de capitán de los blanquinegros. Julio, Iñaki y Visiedo acudieron a presenciar el encuentro. En el minuto 64, el Athletic Rompeolas, que ya había realizado los dos cambios con los que contaba en el banquillo, se quedó con diez jugadores tras resentirse José Antonio de los problemas musculares que lo habían mantenido apartado varias semanas de los terrenos de juego.

GARCÍA TRAID. En su decidida huida del descenso y haciendo frente a otra mañana de penurias y contratiempos, el Athletic Rompeolas volvió a vencer (lleva sumados 10 de los últimos 12 puntos) y esta vez lo hizo frente a un rival directo como el Veteranos Garrapinillos, al que también le ganó el balance goleador particular (2-2 en la primera vuelta) gracias a los tantos de Héctor, de cabeza, y Posadas y a las buenas paradas de Pablo, que dejó otra jornada más su portería a cero.

Acabó nuevamente jugando en inferioridad numérica, resistió con otra defensa improvisada y hasta desperdició un penalti y varias ocasiones claras de gol más. La milagrosa resiliencia del Rompeolas le sirve de momento para seguir dependiendo de sí mismo y mantenerse esta semana un punto por encima de los puestos de descenso a la espera del crucial duelo de la próxima jornada frente al Dépor Bar Chema.

La manera en la que este equipo está sacando la cabeza del fango quedará en la memoria colectiva por mucho tiempo que pase. De haber tropezado esta jornada, la sorprendente victoria del Urriés frente al Rayo Pinares lo habría devuelto al descenso, pero ahí sigue.

Jesús, de nuevo al frente de la destartalada nave blanquinegra por la baja de Kike, dispuso de una exigua convocatoria de 13 jugadores y situó en punta de ataque al veterano Ángel, al que otorgó el brazalete de capitán. Por detrás, Posadas dando asistencia en carretera a un centro del campo formado por los pulmones Róber y Joshua, con Joaquín y Héctor en las bandas. En la defensa, la ruleta rusa de cada domingo: José Antonio y Guillermo como enésima pareja de centrales, y los más habituales Ernesto y Sierra en las bandas.

Con la intención de poner también tierra de por medio con el descenso, llegaba lanzado el Veteranos Garrapinillos tras derrotar de forma consecutiva a los dos primeros de la clasificación, AD Huérmeda (1-2) e Intersport Leciñena (2-0) y ceder un empate contra el Porvenir (1-1). El temible José Cambra volvía a ser su gran baluarte ofensivo, aunque en esta ocasión el ariete se vio un poco desasistido por bajas como las de Raúl e Israel Blasco. Además, los de San Lorenzo se mostraron más inseguros en defensa.

Ángel salta a la presión sobre la salida de balón del Veteranos Garrapinillos.

Por ahí llegaron sus problemas. Tras un arranque de tanteo en el que el Rompeolas buscó hacerse fuerte en el centro del campo y aparcó el ataque dejando solo a Ángel en la punta, poco a poco vio cómo se abrían huecos entre líneas para salir al contragolpe, sobre todo por la parte derecha, donde Posadas se movía con soltura acaparando el balón y atrayendo la vigilancia de los zagueros visitantes. Tras un pase de Héctor al hueco, el 22 del Rompeolas disparó en carrera dentro del área pero, el tiro se marchó por encima de la portería.

Posadas atrae la atención de tres defensores del Veteranos Garrapinillos cerca del área.

Al cuarto de hora, una grave desatención de los visitantes en el marcaje a balón parado permitió a los locales adelantarse en el marcador. Posadas centró desde un esquina y Héctor, al segundo palo, remató a placer a la red, sin tener que saltar siquiera.

El Veteranos Garrapinillos pudo responder con la misma moneda, pero el potente remate de cabeza de Marco Celma, que le ganó la partida a Ernesto, se marchó por encima del larguero.

Fue esa la primera de una serie de intentonas a balón parado con las que los visitantes trataron de devolver la igualdad al marcador, pero en todas ellas Pablo se mostró muy seguro. El Veteranos Garrapinillos dio un paso adelante y se apoderó del balón y el hasta el descanso el Rompeolas se olvidó de la cara de Sergio Blasco y sólo vio al dorsal 22 por todas partes. Jorge Cambra centró todas las miradas con su batallar por todo el campo y su capacidad de desborde. Creó muchos problemas a José Antonio, quien recayó en su vicio de las faltas reiteradas y muchas veces innecesarias. El ariete de los visitantes pudo empatar muy cerca del intermedio cuando pilló la espalda a los dos centrales del Rompeolas. Con su zancada fulgurante se plantó al borde del área y chutó seco y abajo. Pablo, haciendo gala una vez más de sus reflejos y su agilidad bajo los palos, sacó una mano espectacular para despejar el peligro.

 

Róber conserva el esférico pese a verse acorralado por cuatro rivales del Veteranos Garrapinillos.

En la segunda parte los visitantes quisieron arropar más a Cambra pero descuidaron su retaguardia y dejaron demasiado suelto a Posadas, quien se movió a su antojo haciendo mucho daño cada vez que se descolgaba por las bandas. En la primera ocasión, se coló dentro del área por la parte derecha y asistió con un toque muy leve a Ángel, quien no buscó el desmarque y el balón se perdió por la línea de fondo. Un aviso de lo que vendría inmediatamente después. El portero del Garrapinillos, harto quizá de ver como todos los ataques del rival llevaban la misma forma, salió corriendo fuera del área a por Posadas, pero este reaccionó muy rápido y antes de que el guardameta llegase al corte, ya se había revuelto y tras un recorte empujó el balón a la red.

El 2-0 dio cierta tranquilidad a los locales, pero no resolvió su desequilibrio en el centro del campo. Los dos medios centros, Joshua y Róber, con tendencia a irse arriba, dejaban un hueco muy peligroso entre líneas. Era tiempo de nadar y guardar la ropa. Pero ata tú a alguno de esos dos galgos. Costó horrores que alguno de los dos guardara el sitio. El cambio de Mario Marco por Ángel, que llevaba a Héctor a un vértice por delante de los dos correcaminos, ayudó a dar algo más de equilibrio.

Pero el Rompeolas, que anda cada semana con el agua al cuello, no iba a tener un segundo tiempo plácido ni mucho menos. Primero Joaquín perdonó la sentencia fallando en la definición, solo, delante de Sergio Blasco. Y, en el minuto 60, la espalda desportillada de Guillermo dijo basta y mandó a la ducha al central de nuevo cuño que cada jornada se muestra más cómodo en esa posición. Salió en su lugar el otro Mario, Lafuente, acostumbrado últimamente a torear en las peores plazas. También le esperaba esta vez ‘rock and roll’.

Guillermo, providencial al corte dentro del área, detiene en seco el avance de Cambra.

Los locales agotaban así sus dos únicos cambios. Cuatro minutos después, José Antonio recordó que saliendo de una lesión muscular no se pueden jugar dos partidos en dos días. Nuevo tirón y al suelo.

Andaba loco el banquillo buscando la combinación para afrontar los casi últimos 20 minutos con uno menos cuando los propios jugadores dentro del campo ya se habían organizado. Como soldados que corren a defender su plaza de un sitio, Joaquín ya se había situado en el lateral izquierdo, Sierra era ya un central de urgencia y Héctor se había incrustado definitivamente en el centro del campo. Posadas era ya un islote arriba, pero él solo se bastó para llevar por la calle de la amargura a la zaga rojiblanca. En un contragolpe en solitario, agarró el balón en la banda izquierda, se marchó de dos rivales y, tras apurar la línea de fondo, cuando ya parecía acorralado, dejó sentado a otro defensor y tuvo que ser derribado por el siguiente.

José Antonio, tendido en el suelo, se lleva su mano derecha a la parte posterior del mismo muslo lastimado.

Joshua agarró el balón y se lo entregó a Posadas. Héctor, pájaro de mal agüero, anunció el augurio: «Suele fallar el penalti al que se lo hacen». El 22 del Rompeolas agradeció el gesto de confianza y envió el balón al palo. El banquillo local se mordía los dedos viendo cómo se desaprovechaba otra ocasión para vivir un final un poco más tranquilo.

 

Pero no. Tenía que ser así. Otro final de angustia. Un balón a la espalda de los centrales y Cambra libre de marca. Pablo estrellándose contra un palo para evitar el gol. Joshua perdonando el tercero con un disparo al borde del área. Mario Lafuente bramando para que todos salieran a la línea del área en una jugada a balón parado. Varios balones colgados sobre el portal blanquinegro. El miedo en el cuerpo. Pero un nuevo triunfo para seguir.

 

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