Athletic Rompeolas 2 Artideco 1

Oficio y sufrimiento para amarrar el segundo triunfo

 

Héctor y Posadas exprimen al máximo las escasas ocasiones del Rompeolas frente a un Artideco con más llegada y posesión

Javi regresa a la portería con una actuación notable bajo los palos y más discreta por alto

 

Julio cierra espacios en el centro del campo.

Julio marca de cerca a un futbolista del Artideco en el centro del campo.

 

GARCÍA TRAID. No hay nada como tener un plan. A veces, éste viene marcado por las circunstancias y no queda otra que aferrarse a lo poco que se tiene para salir adelante. Al Rompeolas de momento parece que no le sienta mal vivir en apuros.

En su segundo partido como local en el García Traid, el equipo dirigido en esta ocasión por Jesús compareció frente al hasta ayer líder Artideco con una convocatoria muy justa y propuso un partido de brega y frontón, de contragolpes contados y zarpazos letales. Como contra el Sporting Oliver, volvió a salir cara y, pese a hacer menos méritos ofensivos que su rival, el conjunto naranja amarró los tres puntos que lo aposentan en la zona tranquila tras cuatro jornadas disputadas.

Las bajas tras la grotesca jornada vivida en Calatayud hace siete días y las ausencias de última hora dibujaron un panorama sombrío para una mañana fresca, sólo animada por el regreso a la portería del eterno Javi, alma del Rompeolas que no tuvo un momento de relajación. Juan Carlos y José Antonio formaron una pareja de centrales en general centrada, que sin embargo arrastró nuevamente algunos errores en los despejes y en la comisión de faltas innecesarias (José Antonio, esas manos en los saltos). Los laterales fueron ocupados por Mario, siempre renqueante en la carrera pero muy disciplinado en los marcajes y Ernesto, atareado a más no poder con las incursiones de Castillo por su banda derecha.

Por delante, Julio y David González acumularon kilómetros para tapar huecos y saltar a la presión, trabajo secundado por los interiores David Orcajo y Ángel, éste en su segundo partido como titular. Arriba, como pequeños robinsones, Héctor y Posadas sobrevivieron exprimiendo al máximo cada balón que iba a parar a sus vastos dominios.

El Rompeolas corrió durante muchos minutos detrás de la pelota.

Con esos mimbres, y José en camino como recambio, el Rompeolas hizo frente al mayor dominio del Artideco, un equipo con poderío físico y extremos veloces que llegaba invicto tras dos triunfos (4-0 al Chuletón RTS y 4-2 a la Taberna de Chipi) y un empate en el feudo de la AD Huérmeda (2-2). El equipo de los cinco adrianes (hasta cinco jugadores de su convocatoria se llaman Adrián) respondió a ese favoritismo adueñándose de la pelota con Subías como actor principal, secundado por Benaque y Jorge Chaubel en la media punta. Las acciones de mayor peligro llegaron en todo momento por las bandas, principalmente por la parte izquierda, con un incisivo Castillo que buscó siempre la espalda de Ernesto.

Sin embargo y contra todo pronóstico, el Athletic Rompeolas golpeó primero, algo que en una competición tan igualada puede ser determinante. De la nada, un envío largo sobre la zona del centro del campo a un jugador de espaldas a portería, Héctor ideó una gran jugada individual de largo recorrido y alcance. Controló la pelota, la bajó al suelo, se dio la vuelta, recortó a un defensor, se acomodó el esférico a un pierna buena y, tras avanzar unos metros y hacerse hueco, soltó un latigazo seco que sorprendió a José Pascual, 1-0.

El Artideco insistió con más ahínco en sus ataques con balones cruzados hacia el costado izquierdo buscando la velocidad de Castillo. En una de esas penetraciones el jugador visitante logró centrar en carrera y Javi se lanzó al suelo para interceptar el pase de gol. «Me está marcando faltal, se viene conmigo todo el rato», compartió el extremo de los negros a su compañero de banda Adrián Gallardo sobre los movimientos defensivos de Ernesto. En un posterior saque de esquina, Benaque dejó en evidencia la seriedad defensiva del Rompeolas rematando de cabeza antes de que Javi llegase a intentar despejar. Fue un aviso de lo que después sucedería.

Repitió vía de aceso el cuadro visitante. Castillo centró por la izquierda para Tenas, que llegó a tocar la pelota, pero Javi, desde el suelo, se rehizo y atajó el peligro con una sola mano.

El paso de los minutos y la acumulación de ocasiones marradas avivó el ya de por sí manifiesto carácter contestatario de los jugadores del Artideco. Protestas continuas como banda sonora y un árbitro que se hizo el sordo todo lo que pudo. «¿Cómo puede venir a arbitrarnos un señor de 60 años?» se oyó entre sus filas. Dejando al margen cualquier valoración sobre la edad, la queja manifiesta un claro desconocimiento sobre la realidad de la competición.

En el segundo tiempo, el Rompeolas trató de corregir los movimientos defensivos por la banda derecha y se preparó para resistir con lo puesto la previsible gran ofensiva de su rival. Lo cierto es que durante los primeros minutos el conjunto naranja estuvo mejor colocado.

Concienciado de la tarea sacrificada que le esperaba por delante, se atrincheró en su propio campo, mandó a una guerra desigual a su centro del campo y esperó alguna buena razón para salir de la madriguera. El repliegue intensivo dificultó  los ataques del Artideco, que incluso se vio sorprendido en varios contragolpes tras el robo del balón en el centro del campo. Como el que inició el llanero solitario Posadas pegado a la banda izquierda. Con viveza y astucia le madrugó la pelota al centrocampista visitante, protegió la presa y condujo en diagonal hacia el centro hasta ver el desmarque de Julio, que acabó siendo atropellado al borde del área por un mercancías cuando ya sólo tenía delante al portero.

Julio se recupera del golpe tras se derribado al borde del área cuando ya sólo tenía delante al portero.

Julio se recupera del golpe tras se derribado al borde del área cuando ya sólo tenía delante al portero.

Pero esa entereza se fue al traste en el minuto 51 tras un saque de esquina en el que Benaque nuevamente entró como Pedro por su casa y remató a placer logrando el 1-1. Una forma lamentable de tirar por la borda todo el padecimiento de los minutos anteriores. A un equipo que se somete le pueden empatar, pero no así.

José sustituyó a Ángel y reforzó la banda de un Mario medio lesionado por un pinchazo en el muslo. El panorama anunciaba un derrumbe controlado, pero lo cierto es que, plantada la línea de cuatro delante de la frontal del área cual muralla, el centro del campo se convirtió en un comando de guerrilleros que realizaban razias para saquear balones en las líneas enemigas. La lucha de David González, Julio, Héctor y Posadas hizo respirar a un equipo ahogado que de otra forma habría sucumbido por aplastamiento.

Esa resistencia descentró al Artideco, que comenzó a acumular errores en los pases y ataques poco fructíferos.
Cada balón que caía cerca de Posadas y Héctor era un festín para dos virtuosos que llevaban caninos toda la mañana. La escasez de oportunidades para disfrutar del contacto con el esférico les hizo exprimir al máximo cada toque que dieron y sacaron oro molido de donde sólo había roca.

Como en el minuto 62, cuando Posadas sorprendió a todos con un saque de esquina cerrado que se envenenó botando delante de José y de dos defensores y se acabó colando por el otro palo ante un estupefacto José Pascual, 2-1.

Posadas, tras lograr un gol olímpico.

Posadas, feliz tras lograr un gol olímpico.

Con el marcador de nuevo en contra como castigo injusto, el Artideco se lanzó en tromba en busca del empate. Pasó a jugar con sólo tres defensas y se instaló en el campo del Rompeolas. De su empeño resultó un puñado de buenas ocasiones en las botas de Subías, con una volea eléctrica, y sobre todo de Yassine, quien no supo culminar dentro del área un pase de gol a la espalda de una zaga ya superada.
El Rompeolas mantuvo el tipo. Continuó lanzando peligrosos contragolpes pero no dejó de sufrir con cada balón colgado al área, con cada saque de esquina regalado, con cada despeje titubeante… Padecer para vencer.

 

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