Athletic Rompeolas 1 Café Olé 1
Un empate como subterfugio
El Rompeolas rescata un punto gracias a un gol de cabeza de David Soriano tras otro partido a remolque y se mantiene en la parte baja de Segunda Preferente

Christian Modrego, delantero del Café Olé, en pugna con David González cerca del área del Rompeolas.
Athletic Rompeolas 1
Pablo; Sierra, Dioni (Javi Ricón, 40), José Antonio, David González (Kike, 69); Juan, David Soriano, Rober, Jordi (Dennis, 52), José Manuel; Santi.
Café Olé 1
Raúl Bernad; Jesús Burillo, Rubén Carrión, José Mesa, Jorge Simón (Jorge Terrado, 54); José Sanz (Óscar Gil, 78), Raúl Pablo, Daniel Pablo, Jonathan Simón, Miguel García (Alejandro, 40); Christian Modrego.
Goles: 0-1, min. 14: Christian Modrego. 1-1, min. 73: David Soriano, de cabeza.
Árbitro: Fernando Durán. Amonestó con cartulina amarilla al local Javier Ricón y a los visitantes Christian Modrego, Raúl Pablo y Jesús Burillo.
Incidencias: Mañana desapacible más propia del invierno. Sopló el cierzo. La noche anterior se procedió al cambio de hora para adaptarse al horario de invierno. El reciente fichaje del Rompeolas Dennis llegó con el tiempo justo y Mario Lafuente apareció mediada la primera parte porque vino andando desde su casa. En el cuadro local formaron parte de la convocatoria pero no dispusieron de ningún minuto Alberto, Ángel ni el propio Mario Lafuente.
GINER TORRERO. El gol de David Soriano, que supuso el empate in extremis frente al Café Olé (1-1), evitó en cierta manera que el Athletic Rompeolas tuviera que encender ya las alarmas en la sexta jornada. La clasificación de Segunda Preferente Laboral comienza a partirse en dos y el conjunto blanquinegro sigue instalado en una indefinición peligrosa. Casi siempre ofrece una imagen esperanzadora en alguna fase de los partidos, pero los resultados (un solo triunfo, dos empates y tres derrotas) no terminan de llegar.
El «Athletic Sensaciones«, como ya se ha encargado de rebautizar una vaca sagrada del vestuario, comenzó ofreciendo una esperanzadora imagen con tres llegadas seguidas al área rival en las que rozó el gol. Luego su juego se oscureció por el trabajo defensivo del Olé, los errores propios y el empeño obcecado en un juego obtuso que moría en acciones individuales siempre en desventaja.
El adversario aprovechó la debilidad de los dos centrales locales (Christian Modrego los volvió locos) para colocarse por delante y luego dispuso de ocasiones suficientes para haber sentenciado (dos balones sacados sobre la línea de la meta de Pablo). Pero no lo hizo y acabó encerrado en su propio campo por un equipo que, a base de pundonor y empuje, logró un empate casi milagroso porque apenas disparó a puerta (el portero visitante se marchó sin haber tenido que hacer ni una sola parada reseñable).

Jordi desborda por la parte izquierda y dentro del área prueba fortuna con un disparo que se marchará arriba.
Kike mantuvo la apuesta por José Manuel en la media punta y relegó a David González, comandante del centro del campo durante cinco jornadas, al puesto de lateral izquierdo. El propósito de ese movimiento fue cerrar a cal y canto la banda izquierda, ya por delante jugaría a su antojo el disoluto Jordi. Pero, en realidad, quizá fue una forma de evitar el trago de dejar en el banquillo a algún titularísimo como David Soriano o Rober (ambos finalmente a los mandos del centro del campo).
En defensa, mantuvo a Sierra una jornada más en el lateral derecho, sentó a Javi Ricón y colocó como centrales a José Antonio y a Dioni, muy limitado éste por sus problemas musculares. Ambos naufragaron una y otra vez frente a la velocidad y los movimientos de desmarque de Christian Modrego, una pesadilla toda la mañana.
El inicio fue prometedor, con tres acercamientos sucesivos al área de Raúl Bernad que aventuraban una mañana de alegrías. Primero fue Jordi desbordando por el costado izquierdo, pero su chut dentro del área se marchó alto en exceso. Luego José Manuel se coló por el centro y envió el balón al larguero. Y, más tarde, Santi Mur, una jornada más referencia en el ataque, no acertó tampoco a ver puerta.
Hasta ahí llegó el efecto gaseoso del Rompeolas. El libre albedrío de Jordi por el centro sorprendió de primeras, pero acabó desordenando a su equipo, cada vez con más problemas para llegar arriba. El centro del campo ponía empeño en sacar la pelota jugada, pero los receptores de los pases siempre se encontraban de espaldas a portería y presionados por uno y dos adversarios. Se sucedieron entonces las pérdidas. El Café Olé se mostraba expeditivo cuando convenía y certero para salir al contragolpe.
Christian llevaba varios minutos meneando el árbol y al cuarto de hora los centrales cayeron de maduros. Él sólo tuvo que recoger los frutos. En su carrera de desmarque, ganó por piernas a José Antonio y no encontró obstáculo en Dioni. Luego, ante la salida de Pablo, cruzó el balón junto al palo izquierdo del portal del Rompeolas.
El conjunto local quiso recomponerse de inmediato y consiguió hilvanar varias jugadas en las que José Manuel dio muestra de su temple y toque entre líneas. Pero el peligro real llegó mediante dos latigazos. Primero mediante un envío en diagonal a la media vuelta de David Soriano dirigido a la banda derecha. Por allí entró Juan y centró al primer toque. Bernad sacó un primer remate blanquinegro y un zaguero terminó por despejar el balón. Y el segundo, otra penetración de Juan por su banda y otro centro de primeras que Santi remató de cabeza alto ya muy forzado en el segundo palo.
En el descanso, el vestuario del Rompeolas puso el foco en el marcaje a Christian Modrego y en la necesidad de complicarse menos con el balón en los pies. Dioni dejó su sitio a Javi Ricón y José Antonio se conjuró para vigilar más de cerca al 9 del Café Olé. El central zurdo del conjunto blanquinegro estuvo más atento, pero no menos impreciso y, en un intento por anticiparse al corte de un pase directo al ariete rival, Pardos se pasó de frenada y propició un dos contra uno en el que Javi Ricón acabó por los suelos y el atacante Raúl Pablo quedó solo mano a mano con Pablo. La rápida reacción del causante de la pifia recuperando la posición y sacando el balón sobre la línea de meta evitó el 0-2.

Raúl Pablo (18), en posición franca para el remate. Ricón, por los suelos. Y José Antonio (11), corriendo para evitar el gol.
El Café Olé dispuso de varias ocasiones más para haberse regalado una mañana placentera frente a un adversario inoperante que, eso sí, no dejó de intentarlo. Kike movió el banquillo dando entrada a Dennis por el costado izquierdo en lugar de Jordi. El reciente fichaje del Rompeolas se mostró muy participativo y deseoso de aportar soluciones en ataque. Suyos fueron los acercamientos de mayor peligro, dos desbordes finalizados con un tiro cruzado que se fue ligeramente alto y con un centro al área al que no llegó José Antonio en posición de remate.
Pero nuevamente fueron los de negro y amarillo quienes más se acercaron al gol. Primero mediante un remate claro de José Mesa a la salida de un saque de esquina. El central del Olé, solo y con todo a favor, no acertó a dirigir su remate.

El central del Café Olé José Mesa remata de cabeza a placer ante la mirada impotente de la defensa del Rompoelas.
La siguiente, todavía más clara, hay que apuntársela a Juan. El remate de Carrión ya había superado a Pablo y se iba a colar por el segundo palo, cuando el centrocampista del Rompeolas, apostado en esa zona, se revolvió y con su pierna derecha evitó el tanto visitante.

El centrocampista del Rompe Juan Estraña (20) saca sobre la misma línea de gol el remate de Rubén Carrión.
El Rompeolas parecía seguir vivo de prestado mientras se mostraba incapaz de llegar con peligro al área rival. Sus ataques no culminaban nunca con remates claros y el resultado parecía únicamente pendiente de que el Café Olé, quizá demasiado replegado atrás, acertase de una vez con el segundo. Para colmo, David González sintió un crujido en un tobillo y pidió el cambio. Kike se dio entrada a sí mismo y el infortunio acabó siendo providencial porque al poco de salir, el defensa del Rompe colocó con maestría un balón al interior del área y allí apareció en carrera David Soriano, como una exhalación, con más fe que nadie, rematando de cabeza al interior de la red el empate que de otra forma hubiera sido imposible lograr.
El 1-1 dio alas a los locales. Quizá lo prudente habría sido plantarse con ese punto ya para nada esperado, pero el ánimo estaba por las nubes y en los instantes se fueron a por el segundo. Y pudo llegar con un remate de José Manuel desde fuera del área que impactó en el brazo separado del cuerpo de un defensor del Café Olé. Los jugadores blanquinegros se desgañitaron reclamando penalti pero el árbitro aseguró no haber visto nada. La cámara no llegó a recoger el momento exacto del impacto, pero por la posición del brazo derecho del zaguero visitante parece evidente lo que sucedió.
El disparo de José Manuel va directo contra una barrera de tres jugadores del Café Olé, pero parece que impacta en José Sanz, dorsal 11, que saca el brazo derecho doblado por el codo por encima de su cabeza y desvía la trayectoria del esférico.