Athletic Rompeolas 1 Bar El Templo 1
Del mal, el menos
El Athletic Rompeolas retiene un punto frente a un rival directo como el Bar El Templo y sigue vivo en la lucha por la salvación a falta de tres jornadas

De entre el barullo de jugadores dentro del área emerge el puño poderoso de Pablo para despejar el peligro.
Athletic Rompeolas 1
Pablo; Ernesto, Deoni, José Antonio, Mario Marco; Juan, Rober, Ángel, Joaquín; Kike, Eduardo.
Bar El Templo 1
José Aragón, Adrián Cabello, Óscar Gracia, David Baeta (Bojan, 58), Franscisco (Rubén Bernal), Alejandro (Antonio, 49) , Miguel Castillo, Leonardo Chabuel, Carlos Marcuello, Jorge Chabuel (Daniel Castillo, 66), Francisco Torres.
Goles: 1-0, min. 36: Edu. 1-1, min. 61: Leonardo Chabuel.
Árbitro: Pepe Luis Sancho. Mostró cartulinas amarillas a los locales José Antonio, Deony, Joaquín y Róber y a los visitantes Adrián, Leonardo, Antonio y Óscar. El juez del partido completa un acta caótica en la que comete numerosos errores: Olvida consignar el resultado, pone al local José Antonio al mismo tiempo como titular y suplente e incluso se inventa que ha salido en sustitución de Joaquín (el Rompeolas no tenía cambios), se olvida de al menos un suplente en el banquillo del Bar El Templo y por último escribe como primer apellido el segundo de cada jugador.
Incidencias: Vigésimo tercera jornada de Segunda Preferente Laboral. Mañana soleada y fresca. En las filas del conjunto local debutó Deoni, una de las dos incorporaciones del mercado de invierno. La otra, Adrián, se cayó de la convocatoria a última hora. El Rompeolas resistió sobre el campo con once justos. Jesús estuvo en el banquillo y, entre los espectadores, el exjugador local Julio y los almorzadores Iñaki y Visiedo.
GARCÍA TRAID. Es difícil saber a ciencia cierta si el empate del Athletic Rompeolas frente al Bar El Templo (1-1) es un buen resultado o si por el contrario sólo sirve para acercarse un pasito más al abismo del descenso a Segunda Laboral. El hecho de saborear el triunfo parcial entre los minutos 36 y 61 y las claras ocasiones marradas en el segundo tiempo pueden dejar un poso de amargura, de oportunidad perdida, pero el adversario también estuvo cerca de llevarse los tres puntos, algo que habría resultado letal.
No ayudó desde luego la aplastante victoria (6-1) del Veteranos Garrapinillos frente al imprevisible y ya prácticamente desahuciado Sporting Oliver (qué inoportuno resultó su efímero resurgir frente al Rompeolas), lo que contribuye a comprimir aún más la tabla hasta el punto de que, a falta de sólo tres jornadas, sólo los cinco primeros tienen matemáticamente garantizada la permanencia.
Pero lo cierto es que los blanquinegros no podían aspirar a mucho más que ese empate en otra mañana de penurias. El bolsillo lateral de la bolsa roja del Rompeolas volvió a quedarse pequeño para guardar todas las fichas de los ausentes. Otra convocatoria para echarse a temblar. Otra alineación inverosímil, ésta, con diferencia, la más extravagante de la temporada, con el extremo diestro Mario Marco como lateral izquierdo, con el debutante Deoni en el centro de la defensa y con el sacrificado Kike, todavía convaleciente de su lesión ocular, como improvisado media punta, más que nada para huir de posibles balonazos en el rostro. Si el Rompeolas sale vivo de ésta, tendrá material de sobra para escribir un manual de superviviencia.
Desde el primer momento el Bar El Templo se hizo dueño y señor del balón y suyas fueron las primeras ocasiones claras de gol: un disparo de Francisco Torres al que Pablo respondió con un despeje providencial, un remate de cabeza demasiado cruzado de Adrián Cabello y un tiro con rosca de nuevo de Francisco Torres que no sorprendió a Pellitero dibujaron un panorama sombrío para los locales, encerrados en su campo y sin muchas opciones de salir al contragolpe. Bastante hacían con resistir el 0-0. Y encima Joaquín dio el susto. Primero, cuando fue al choque en un balón dividido (porque no se le conoce precedente) y luego cuando gritó de dolor tras el impacto. A partir de entonces, aguantó como pudo con un dolor creciente en su rodilla derecha.
Miguel Castillo movía el balón a su antojo secundado por su escudero Alejandro. En la banda izquierda aguardaba agazapado Marcuello cualquier buen pase asestar una estocada y arriba Torres amenazaba repetidamente.
Pero pasada la media hora de juego, una presión en bloque del Rompeolas en el centro del campo sorprendió al Bar El Templo. Kike abrió el juego hacia la banda izquierda, por donde se desdobló Juan, quien centró el balón al interior del área y allí, Eduardo, viniendo desde atrás y de primeras, envió el balón a la red tras tocarlo el portero.
El golpe, por inesperado, desdibujó el plan de acción de los visitantes. En ellos afloraron los nervios, las dudas y hasta las discusiones. Pesaban sus últimas cinco derrotas consecutivas. El Rompeolas volvió presentarse de forma sorpresiva en su área. Kike se destapó como un enganche determinante y, al más puro estilo de Oliver Buff, dejó solo a Juan delante del portero con un taconazo de espaldas. El centrocampista de los blanquinegros disparó sobre el cuerpo de José Pascual y el rechazo llegó a los pies de Eduardo, que se llenó de balón chutando como si quisiera reventarlo cuando quizá procedía un tiro más colocado.
En el segundo tiempo, El Bar El Templo fue progresivamente enviando más efectivos arriba en busca del empate. El impulsivo Baeta, que hasta entonces había actuado de central, se fue a la punta de ataque y desplazó a Torres a la banda derecha para que éste encarase una y otra vez a Mario Marco. Eso generó más espacios a la espalda de una defensa visitante cada vez más adelantada. Eduardo Peinado, referencia absoluta en el ataque del Rompeolas, se acomodó en la banda derecha y allí recibió un envío preciso de Juan que lo dejó solo delante de Pascual. El portero visitante esta vez se lució sacando una mano abajo que desvió la pelota lo justo a saque de esquina antes de que llegase Kike a empujarla.
El Rompeolas llegaba con lo poco que tenía pero perdonar de esa manera dos ocasiones tan claras podía pasarle factura. Los visitantes movieron el banquillo y siguieron recargando el ataque. Su acumulación de efectivos arriba hacía que Ernesto, lateral derecho del Rompe, basculase en exceso hacia el centro arrastrado por el movimiento de Jorge Chabuel y dejase toda la banda para un uno para uno de Marcuello contra Ángel. José Antonio, Deoni y Joaquín se cargaron con una tarjeta amarilla cada uno.
En uno de los escasos desahogos de los blanquinegros, Eduardo destapó el tarro de las esencias dejando sentando dentro del área a Adrián Cabello con un regate pisando la pelota hacia adentro, pero su posterior remate con la puntera, ya en posición forzada, no terminó de superar a Pascual, que acabó interceptando el tiro.
Sin instinto letal, Rompeolas quedó a merced de que en cualquier llegada visitante, y no hubo pocas, acabase por significar el empate. No sirvieron de nada lo reiterados llamados desde el banquillo local para retrasar la posición de los dos medios centros con el fin de ayudar a los atareados defensas. No era tanto marcar a nadie de forma concreta sino de ocupar más racionalmente los espacios y evitar ese hueco enorme que se genera cuando un equipo se parte en dos. Estar donde acabará llegando el balón para desbaratar el peligro. Pero no hubo manera.
Y por ahí llegó el empate en el minuto 64. Leonardo Chabuel, descolgado por el centro, recogió un centro desde la parte derecha y libre de marca fusiló a Pablo. 1-1. Los locales estaban advertidos. No se podían volver locos. Había que jugar con el golaverage (1-2 en la primera vuelta). Había que conservar ese punto con uñas y dientes para seguir dependiendo de sí mismos. De ninguna forma se podía caer por perder la cabeza buscando el segundo.
En esta acción el Bar El Templo reclamó mano de Deoni en el salto y el vídeo resuelve cualquier duda. El árbitro, pese a su posición, no vio nada.
El empate destapó definitivamente la debilidad defensiva de Mario Marco como lateral izquierdo frente a los quiebros de Torres. El propio jugador del Rompeolas, superado una y otra vez por su rival, pidió el cambio de posición con Joaquín, pero éste se manifestó incapaz de asumir la tarea por el cada vez mayor dolor en su rodilla derecha, que en muchos momentos ya arrastraba en la carrera.
Los locales cada vez se veían más contra las cuerdas. El árbitro, de criterio vago y muy permisivo con las protestas (quizá por ser consciente de lo primero) perdonó la segunda amarilla primero a Deoni y más tarde a Rober y pareció haber mostrado la segunda al visitante Leonardo (ambas por protestar), pero ante el estupor de unos y otros, salió del paso adjudicándole la amonestación a un compañero suyo que pasaba por allí.
Con el partido revolucionado, el Rompeolas también pudo llevarse los tres puntos en medio de esa angustia permanente. Primero con una volea de Edu que botó en el área pequeña y salió por un lateral y luego con otro disparo desde muy lejos del goleador del Rompeolas que a punto estuvo de repetir el golazo logrado la pasada jornada en La Cartuja. Pero unos y otros no evitaron la congoja de quedarse sin nada en los instantes finales.
Al final, como suele ocurrir en los duelos entre necesitados, el reparto de un punto para cada uno fue el mar menor al que agarrarse.
El Athletic Rompeolas amarró un empate en una situación extremadamente complicada. Le gana el golaverage particular al Bar El Templo, con el que sigue empatado, pero ahora a 27 puntos, los mismos que suma el Dépor Bar Chema. Quedan tres jornadas.
Convendría que quien pueda aportar algo, ya sea dentro del campo o fuera de él, acudiera en las tres últimas oportunidades que el Athletic Rompeolas tiene para conservar la categoría. Quizá la siguiente jornada ya sea tarde. Si no lo hace movido por el ejemplo de superación de los que en el peor momento siguen al pie del cañón, al menos, que sea por las vivencias compartidas durante tantos años en este equipo.